-PIEL DE MINOTAURO-
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Un destino que no está escrito

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Juaky1976
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Mensaje  GaBiLLaS Miér 18 Mayo 2011, 00:26

-¿Por qué?
-Corro prácticamente lo misssmo que un sssaurio, sssería presssa fácil ante lo que nosss essspera. Debo quedarme. Aquí ssseré másss útil, ahora que sssé lo que necesssitamosss podré bussscarlo concienzudamente para enviarosss losss mejoresss jugadoresss del reino.

Axltsa seguía perplejo ante lo que le estaba comunicando su compañero Adohigarit-qa justo unos días antes de partir. La temporada volvía a empezar, y el eslizón nunca se había recuperado del todo de las lesiones en sus piernas. Quizás tuviese razón y fuera más útil buscando nuevos jugadores, pero no conseguía hacerse a la idea de despedirse de uno de sus compañeros de este modo después de haber compartido tantos partidos.

-No te preocupesss, de verdad. Ademásss ya he encontrado sssussstituto. – le siguió contando Adohigarit-qa.
-Ojalá sssea la mitad de útil que lo erasss tú en el campo.- Axltsa empezaba ya a asumir la nueva situación.
-Ssse llama Xholtenqzh, te va a gussstar.

Pasaron horas hablando, por un lado recordando los mejores momentos de la pasada temporada, y por otro planificando la nueva. Iban a tener que enfrentarse a equipos muy experimentados, y Axltsa todavía no sabía cómo iban a conseguir su objetivo ante tales rivales. Aún recordaba vivamente cómo empezó todo, cuando el gran Sotek los eligió para decidir el destino de su raza, y derrotar al Caos. Ahora todo aquello parecía una quimera inalcanzable para la mayoría de los mortales. Y más aún cuando hacía tiempo que había dejado de sentir la presencia de su dios. Pero el destino es muy caprichoso e inescrutable, y nunca se sabe donde pueden acabar las cosas.



El recuerdo de la despedida seguía vívido en su memoria cuando Axltsa, junto con el resto de sus compañeros, llegó a las tierras donde se iba a disputar la nueva temporada de La Piel de Minotauro. Todos estaban ansiosos por jugar, se notaba en sus caras. Y el día del partido llegaron sin un mínimo retraso. A pesar que tenían que jugar contra uno de los favoritos, se veía a todos muy contentos de volver a la competición.
-¡Vamosss! Hoy hay que machacarlosss.-parecía que Quetcuaqteinq no había perdido sus ganas ni su agresividad en todo este tiempo.

-¿Por qué volver otra vez aquí? ¿Otra vez a repartir mamporrosss? ¡A Kroqlantha gussstar!

El ambiente era digno de un equipo ganador, aunque Axltsa no lo veía tan claro. Trataba de no hablar para dejar que sus compañeros siguieran animados. Pero sólo tendrían que ver la cara de Gabillas, el entrenador, para saber que ese día lo tendrían muy crudo. Sin pensarlo más saltaron al campo, entre los vítores del público, que había acudido en masa para ver debutar al máximo candidato a equipo revelación contra uno de los favoritos.

-El público nosss quiere.-comentó Uazltz, que no paraba de saludar al público.

Pasaron varios minutos esperando en el campo, pero no aparecía rival alguno. Poco a poco el público se fue poniendo nervioso y se pudieron ver las primeras peleas en la grada. El ambiente se iba caldeando tanto que Gabillas tuvo que ir a hablar con el árbitro para ver si sabía algo, recibiendo la negativa del mismo.

El público fue abandonando poco a poco el lugar, y se pasó de la algarabía inicial a un silencio absoluto, tan sólo roto por el fuerte viento que azotaba el lugar. Ningún saurio se movía ni un palmo, esperando marcial y pacientemente, mientras los eslizones no paraban de hacer ejercicios de calentamiento, deseosos de jugar. De pronto, un zombi entró en el campo lentamente, mientras todos le observaban atentamente. Se acercó al árbitro y le tendió un pergamino. Cuando éste lo cogió, el zombi se fue sin decir nada, tal como había entrado. Todos fueron corriendo hacia el árbitro para leer lo que ponía. El pobre snotling que portaba el papiro no pudo contenerlos y tuvo que huir despavorido, dejando el mensaje en manos de Tza-oatl del Oro, que se lo enseñó a todos.

Esto es lo que ponía:
“Olwain, gran entrenador del nuestro equipo Eternal Pain, que nos llevó a la gloria de los play-offs la temporada pasada, nos ha abandonado temporalmente por problemas personales. Los cadáveres como nosotros no entendemos que existan los problemas personales, siempre que haya sesos y tripas de qué alimentarse. Pero hemos decidido que hasta que no se resuelvan no jugaremos ningún partido, y menos sin nuestro míster”.

Las cosas empezaban así esta temporada. ¿Sería una buena señal?
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Un destino que no está escrito Empty Vuelven los Huesitos 2 - Guardianes de Sotek 2

Mensaje  GaBiLLaS Jue 19 Mayo 2011, 22:26

Una semana de entrenamientos intensivos siguió al día de partido no jugado contra uno de los favoritos. Tres puntos tenían los Guardianes de Sotek sin haber tenido que jugar, y ahora les esperaban otros de los favoritos. Un equipo de no muertos llamado Vuelven los Huesitos. Axltsa se había enterado de que habían sido ya campeones de la liga alguna vez, así que su intranquilidad fue creciendo con el paso de los días.

Gabillas, consciente de la dificultad de este partido, fue inflexible a la hora de hacerles entrenar y, poco a poco, todos fueron cogiendo buena forma para el partido.

Llegó el día. Axltsa esa noche no había podido dormir, algo le atormentaba, y aún no sabía el qué, aunque la sensación le parecía familiar. Al final había acudido al campo junto con el resto de sus compañeros sin más preocupación que la de ganar. Allí Gabillas les estaba esperando junto con un elfo con extraños ropajes, demasiado excéntricos para no ser alguien fuera de lo común. Tza-oatl del Oro fue el primero en acercarse a ambos, y no dudó en dirigirse a ellos:

-¿Y éssste quién esss?

-Os presento a nuestro hechicero. Hoy nos va a echar una mano desde las gradas.- Respondió Gabillas.

El elfo hizo una reverencia y se fue lentamente hacia el campo, sin pronunciar palabra. Todos quedaron perplejos ante tal novedad. Gabillas los observó largo rato, y al final dijo:

-Nos ayudará con uno de sus hechizos cuando yo lo estime oportuno. No os preocupéis, no son trampas. Las reglas lo permiten en partidos desigualados, ya sabéis que el rival de hoy tiene mucha más experiencia que nosotros. Todos son grandes jugadores.- Terminó de explicar Gabillas.

Les hizo una señal y todos entraron en el campo. Allí esperaba un conjunto de esqueletos vivientes, espectros y necrófagos, que hacía temblar incluso al público. Pero a Axltsa lo que le inquietaba era el tamaño de las dos momias. Ni siquiera Kroqlantha era más grande que una de ellas, que parecía tener siglos y siglos de antigüedad. La llamaban Abuelo.

-¡Axltsa! ¿Qué te passsa? Essstásss de un color extraño.-Le dijo de repente Uazltz.

Axltsa se miró, y pudo ver como sus escamas se estaban poniendo amarillas. “No puedo ponerme nerviossso ahora…”. Poco a poco se tranquilizó y volvió a su color habitual, justo a tiempo para ver como el balón ya sobrevolaba sus cabezas directo a su campo. ¡La batalla había empezado!

El balón cayó justo en el medio, así que, sin más los saurios empezaron a golpear a sus rivales y, en seguida, uno de los esqueletos cayó inconsciente a manos de Quetcuaqteinq. Los saurios habían empezado con ganas, cogiendo posiciones sólidas en el mediocampo.

-¡Romper, romper! ¡Crujir!- Kroqlantha golpeaba duramente a otro rival, cayendo al suelo y montando un revuelo y provocando las carcajadas del público al ver cómo caía al suelo torpemente. El kroxigor nunca cambiaría es lo que pensaba Axltsa.

El rival no perdió tiempo y cogió posiciones, bloqueando el avance totalmente. Las momias se acercaban más y más. Pero hoy los saurios habían empezado realmente con ganas, y otro esqueleto cayó en la inconsciencia gracias a Oatlgorodon, que esta temporada estaba decidido a dar el salto. Mientras, Uazyolt sacaba a otro por la banda.

-¡Vamosss!- dijo Uazltz mientras cogía la pelota.

El público aplaudía sin parar el juego de los hombres lagarto, que había empezado fulgurantemente. A pesar de ello, las momias no tenían problemas en avanzar sin parar por la banda izquierda, tomando absoluto control de ella. Un esqueleto se echó encima de los eslizones, pero con la ayuda de Kroqlantha, que ya se había levantado, se lo quitaron de encima. Con la mayor parte de los no muertos entretenidos en la banda izquierda repartiendo golpes, Oatluaxtilt abrió un hueco por el otro lado para que Uazltz se adentrara en el campo rival, cubierto por la banda derecha por Otlpita, Huan de la Desesperación, y Axltsa. El touchdown era inminente, y el público gritaba de emoción.

Pero no iba a ser tan fácil. Una de las momias golpeó contundentemente a Oy del Sol, el más fuerte de los saurios, que cayó inconsciente. Si alguien había pensado que iba a resultar sencillo, estaba equivocado, y un necrófago pudo escabullirse para acechar a Uazltz, cosa que Kroqlantha no terminaba de comprender, porque se quedó, como era habitual en él, rascándose la cabeza ante la situación. Al ver la amenaza, Uazltz no paró de correr y no esperó más para hacer el primer touchdown del partido. El 1-0 empezó a brillar en el marcador.

¡¡¡UN TOUCHDOWN FUGAZ QUE DEJA A LOS HUESITOS INCRÉDULOS ANTE TAL DESPLIEGUE DE VELOCIDAD!!!

Por el megáfono se oía decir esto a los comentaristas. Esto era la Primera División, y el espectáculo estaba servido. Tocaba disfrutar, y Axltsa corrió a felicitar a su compañero, que cada día era mejor jugador.

Un total de 3 inconscientes copaban el banquillo de los rivales, pero Oy del Sol era incapaz de despertar. La entrada de más necrófagos igualó un poco las cosas, permitiendo que se siguiera jugando once contra once. El lugar de Oy lo ocuparía Axltlaqs.

Los hombres lagarto estaban tan lanzados, que nada más sacar, tres eslizones se habían metido en campo rival para presionar, dispuestos a poner más diferencia en el marcador. Pero tanto ímpetu no fue bueno, y acabó con Uazyolt empujado fuera del campo, Axltlaqs inconsciente y el balón en manos de un necrófago en el mediocampo al lado de las momias, que empezarían a marcar la verdadera diferencia, quitándose de encima a Otlpita, que trató de presionar hasta el último momento y acabó inconsciente también, y atizando a todo aquel que se acercara a esa zona.

El necrófago, confiado, siguió avanzando, hasta ponerse al lado de Oatlgorodon que, desde el suelo, saltó para darle un cabezazo al portador del balón, con tanta suerte, que lo dejó noqueado y el balón rodando por detrás de sí. Uazltz cayó de cabeza al tratar de esquivar a uno de los esqueletos para ir directo al balón. La mitad de este equipo era experto en no dejar esquivar a nadie, y encima con tan mala suerte que otro inconsciente debía apuntarse a la cuenta. “Hoy va a ssser un día duro”, pensó Axltsa al ver la caída. De repente notó como se hacía el silencio en el público. Todo se estaba volviendo más oscuro, miró hacia delante de nievo, y vio como una momia se le había echado encima. El golpe fue brutal, mandándolo unas yardas hacia detrás. El dolor era insoportable, y se lo tuvieron que llevar a la enfermería para el resto del partido.

Ya no vio como los necrófagos se apoderaban del balón, tras el tropezón de Tza-oatl al intentar abrirse paso hacia él, y cayendo también inconsciente. Hoy no iban a parar de quedar noqueados los hombres lagarto por lo que parecía. A pesar de que sus compañeros hicieron todo lo posible para pararlos, el necrófago anotó en el último momento de la segunda parte e hizo el empate. Axltsa se lamentó desde la enfermería cuando oyó por el megáfono:

¡¡¡Y FINALMENTE LOS HUESITOS EMPIEZAN A PONER LAS COSAS EN SU SITIO!!!

-Un vendaje rápido, quiero ir a verlo.-le dijo Axltsa al enfermero.

Como pudo fue cojeando a ver el resto del partido y a animar a sus compañeros, que tendrían que defender el empate con uñas, dientes y escamas, jugando con diez jugadores, contra once.

El saque cayó al lado de los necrófagos, que no tuvieron problemas en cogerlo y protegerlo. Mientras tanto, las momias imponían su ley. Abuelo, incluso, hacía los placajes de dos en dos. “¡PIM! ¡PAM!” podía escucharse continuamente… “¡PIM! ¡PAM!”. Oy del Sol, ya despierto, trataba de impedir por todos los medios el avance del portador del balón que, a base de empuje y la ayuda de sus compañeros, consiguió abrirse paso por el medio hasta la línea de touchdown. Sin ningún gran problema anotó el 1-2 en poco tiempo. Ahora el ataque fugaz había sido de los no muertos.

¡¡¡VAYAN OLVIDÁNDOSE DE LA SORPRESA!!!¡¡¡A PESAR DE ESTAR MUERTOS, LOS HUESITOS NO SE HAN OLVIDADO DE JUGAR A BLOOD BOWL!!!

“Muahahahahaha…” empezó a resonar en la cabeza de Axltsa. “Ahora no podréis hacer nada, pequeñas lagartijas.” La voz le resultaba familiar, no era la primera vez que la escuchaba.

-¡¿Quién eresss?!- gritaba Axltsa.

Cuando observó cómo la gente más cercana del público le observaba atónita, decidió que lo mejor sería ignorar esa voz, seguramente proveniente de algún poder maligno de la necromancia. Se dedicó a rezar para sí mismo invocando la ayuda de Sotek, mientras se podía oír entre el público:

-Pobrecito, el golpe ha sido demasiado fuerte.

Gabillas daba órdenes a todos para que se colocaran, convenciéndoles de la remontada. El saque fue recibido por Axltlaqs que, junto con Xholtenqzh, eran los únicos eslizones en pie en esos momentos, con la mitad de ellos inconscientes tras tanto golpe. Se colocó entre los saurios, formando una caja cerrada, que pronto fue rota por las momias, imparables ese día. “¿De dónde sssaldrán talesss engendrosss del mal?”, pensaba Axltsa, impotente. “¡PIM! ¡PAM!”, seguían las momias, “¡PIM! ¡PAM!”.

Axltsa empezó a ver como los rivales les iban rodeando y Axltlaqs no sabía qué hacer. Pero Gabillas, en cuanto vio como Oy del Sol abría hueco apartando a un espectro, le hizo una seña al elfo que estaba en la grada. Éste empezó a recitar unas palabras irreconocibles por el eslizón, que no supo hacer otra cosa que seguir rezando a Sotek para que, fuera lo que fuera lo que iba a hacer el hechicero, funcionara. De repente, un rayo cayó del cielo directo al último necrófago que se interponía entre Axltlaqs y el touchdown. Pero no pasó nada.

-Sssotek nosss ha abandonado…-musitó Axltsa.

-Pobrecito, ¡qué golpe se ha llevado antes! Dice cosas sin sentido.-Se oía entre el público.

Se veía como Axltlaqs, dubitativo y dando tumbos entre nervios, se fue yendo para atrás poco a poco, hacia la banda derecha.

¡PIM! ¡PAM! ¡PIM! ¡PAM!

Las momias seguían repartiendo guantazos en la otra punta, donde Kroqlantha y Quetcuaqteinq aguantaban estoicamente los golpes. Las dudas de Axltlaqs fueron aprovechadas por dos necrófagos, que fueron a presionarle, babeando sobre él y relamiéndose ante el más que posible 3-1. Xholtenqzh tapaba el resto de huecos como buenamente podía. Pero fue Oatluaxtilt el que liberó a Axltlaqs, golpeando duramente al más baboso de los necrófagos, que caía inconsciente. Axltlaqs corrió y corrió hasta Tza-oatl del Oro, que se encontraba en el campo rival ganando posiciones.

Los Huesitos se las arreglaron para que un espectro llegara delante del eslizón para tapar hueco.

-¡Ssssí!-gritó Axltsa. Oatluaxtilt se las había arreglado para zancadillear al necrófago que trataba de tapar más huecos delante de Axltlaqs. Oatluaxtilt se había convertido en el guardaespaldas personal de Axltlaqs, de tal manera que quitó de en medio al espectro que estorbaba, dejando vía libre para que el eslizón corriera hasta el touchdown, a punto de caerse justo al final. El 2-2 parecía ser el resultado definitivo a falta de tan poco tiempo.

¡¡¡NO DEJES LA COLADA SIN HACER SI HAY UN ESLIZÓN CERCA!!!

-Essstosss comentarissstasss ssson un poco rarosss.- se decía a sí mismo Axltsa, contento de el touchdown anotado por su primo, que se lo dedicó con un gesto cuando volvía a su campo.

“¡Noooooooooooooo!”, escuchó Axltsa en su cabeza. La voz volvería a desparecer. A los no muertos no pareció sentarles bien el empate, porque empezaron a increpar a los saurios, hasta que se creó una pelea generalizada en el terreno de juego, que tuvo que ser contenida por los ogros que formaban el cuerpo de seguridad del estadio. Entre tanto tumulto, el árbitro perdió su reloj, así que tendría que improvisar.

Los no muertos, que se habían salido con la suya, sabían que podrían marcar si arriesgaban pero, arriesgaron tanto que, al intentar hacer un pase y fallarlo, permitieron que Otlpita, que había despertado por fin, recogiera el balón del suelo con la oportunidad de marcar el tanto de la victoria. Pero el propio necrófago que había fallado el pase, fue capaz de eludir la embestida de los saurios más cercanos y placar al eslizón para que perdiera el balón. El árbitro debió pensar que era buen momento para pitar el final, y así lo hizo.

Sus compañeros celebraron el empate como si hubiese sido una victoria, pero Axltsa estaba cabizbajo y pensativo. Mientras le daban el trofeo a mejor jugador a Oatlgorodon, por su perseverancia en el mediocampo, Axltsa no podía dejar de pensar por qué tenía esa maligna voz en la cabeza y, en cambio, la presencia de Sotek le había abandonado. ¿Serían capaces de alcanzar su destino así? Axltsa empezaba a pensar que su destino no estaba escrito, todavía…
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Mensaje  GaBiLLaS Jue 26 Mayo 2011, 00:26

Resultaba difícil pensar que el siguiente rival era aún más experimentado que el anterior, con lo que les había costado conseguir ese empate. Aún así Axltsa podía ver a los saurios confiados, incluso bromeando entre ellos sobre la debilidad del cuerpo humano. Pensaban dejar a los Xabieros con unos cuantos heridos.

-A ver sssi Kroqlantha ssse sssuelta ya.- comentaba Tza-oatl del Oro.

-¿Sssuelta? ¿Qué tener que hacer?- preguntaba Kroqlantha al darse por aludido.

Todos reían al unísono. Casi sin darse cuenta llegaron al estadio. Allí esperaba el entrenador, Gabillas. Estaba acompañado por el mismo hechicero que la jornada anterior, pero había algo diferente. Al lado de ambos se encontraba un saurio extremadamente llamativo. Portaba un casco con dos grandes cuernos y su cuerpo estaba repleto de adornos tribales, creando un conjunto totalmente insólito. Todos saludaron al entrenador y al hechicero, entre bromas, ensañándose con el elfo, que había pifiado su hechizo en el partido anterior. Luego, todos se quedaron mirando al saurio, sin decir palabra.

Nadie rompía el silencio, así que, finalmente, Axltsa decidió hablar:

-Hola.

-¡Sssslibli ssse presssenta!- fue la contundente respuesta del saurio.

-Os presento a Slibli, nos va ayudar en este partido. Las reglas nos permiten que una estrella del Blood Bowl juegue hoy con nosotros, para adaptarnos a este mundo. También dispondremos de los servicios de nuestro hechicero.-les explicó Gabillas.

Todos presentaron sus respetos a Slibli y lo animaron a saltar al campo con ellos desde el principio. Entre tanta presentación, casi habían olvidado al rival. El equipo de humanos esperaba en el campo perfectamente colocado, con un gran ogro en el centro, ventoseándose de vez en cuando para regocijo del sector del público más bromista.

Empezarían el partido atacando, así que el objetivo era marcar y causar el mayor número de bajas posibles en el rival. Por eso, Gabillas decidió sacar sólo a tres eslizones. Siete saurios y Kroqlantha eran músculo de sobra para cumplir ese objetivo. Esto debió poner nervioso a su lanzador, porque cuando lo golpeó, el balón salió directamente fuera. Los veintidós jugadores quedaron pensando qué hacer, mirándose unos a otros. Como al árbitro se le veía indeciso, los jugadores de ambos equipos empezaron a discutir qué hacer en esta situación. Pasaron largo rato discutiendo, incluso a punto de llegar a las manos, hasta que al final el árbitro lo cogió y se lo dio a Oy del Sol.

-¿Por qué?- preguntó Uazltz, acostumbrado a ser siempre el portador del balón.

-¡Adelante! ¡Continúen!-y el árbitro pitó.

Todo empezó vertiginosamente, con los saurios repartiendo golpes en el medio del campo, hasta que formaron un cuadrado alrededor de Oy del Sol, que no se movió, probablemente esperando una señal para avanzar.

Con los eslizones por detrás, Slibli y Kroqlantha, usando su brutalidad, empezaron a empujar hacia la banda derecha a sus rivales, que se fueron replegando poco a poco. Incluso esquivaban la cola prensil, otras veces muy efectiva, del kroxigor. Slibli demostraba ser un apoyo infalible, ayudando a su compañero con gran firmeza. Ante la imposibilidad de parar semejante empuje, dos rivales decidieron acosar a los eslizones.

-Cuidado chicosss, vienen a por nosssotrosss.-gritaba Axltsa a sus compañeros.

No perdieron el tiempo los saurios, que lesionaban a un línea y a su mejor lanzador por la zona central, por donde finalmente decidió avanzar Oy del Sol acompañado de varios compañeros. Replegándose, el rival se las arregló para dar alcance a Otlpita que, al recibir una carga, tendría que ser llevado a la enfermería. La presión sobre el balón era muy grande, pero los saurios conseguían apartar a todo aquel que se acercara a Oy del Sol, que seguía avanzando poco a poco hacia la izquierda.

-¡Essstosss humanosss sssson blanditosss!- gritaba Quetcuaqteinq mientras dejaba a un rival inconsciente.

El touchdown era inminente, ya que las bajas en los humanos impedían que éstos pudieran frenar el empuje de los saurios. Aún así se esforzaban en mantener rodeados a los hombres lagarto.

-¡Ya sssaber lo que ssser sssuelta!-Kroqlantha acababa de dar un gran cabezazo a un rival, y lo dejaba fuera de combate.

El público, de repente, empezó abuchear. Axltsa lo miró y no entendía qué podía estar molestándose pero, cuando miró hacia su derecha, pudo ver la razón. El ogro había lesionado a Slibli, que se retorcía dolorido en el suelo. “Ssslibli debe ssser famossso, por essso el público lo apoya.”, concluyó Axltsa para sí mismo. Pero casi no tuvo tiempo para pensar mucho más, porque justo en ese momento Kroqlantha derribaba a uno de los blitzer rivales con su cola. El kroxigor quedó largo rato penando cómo había hecho semejante cosa, porque no participó más en la jugada, que concluyó con Oy del Sol, rodeado de compañeros, quitándose de encima un rival para poder anotar en el último momento. El marcador reflejaba el 1-0 y todos lo celebraron. Se escuchaba por megafonía:

¡¡¡CUALQUIERA PARA A UN SAURIO CUANDO COGE EL BALÓN!!!

Aún así, el público continuaba enfadado y, justo cuando se realizaba el último saque de la primera parte, alguien lanzó una gran piedra al ogro, que cayó al suelo inconsciente. Ya no despertaría en todo el partido. Parecía ser que lesionar a alguien famoso tenía sus consecuencias.

Para la segunda parte, las bajas eran numerosas en ambos bandos, aunque ambos equipos lograron formar de nuevo con once jugadores. Los humanos porque tenían un total de quince, y los compañeros de Axltsa porque dieron entrada a Huan de la Desesperación y a Axltlaqs. Ahora habría un eslizón más, ante la ausencia de Slibli, que no podría seguir ayudando a los Guardianes de Sotek a adaptarse a esta división.

Uazyolt realizó el saque, que cayó justo en la esquina derecha del fondo del campo rival. Un saque inmejorable, que contrastaba con el desastroso saque del rival en la primera parte. Xabieros decidió dividir a sus jugadores, abriendo hueco por la derecha con tres jugadores, y mandando dos a cubrir la caída del balón. El resto lucharía en el medio del campo como pudiera.
-Vamosss adelante chicosss, esss nuessstra oportunidad.-aleccionó Axltsa a sus compañeros eslizones, que corrieron junto a él hacia el campo rival, para presionar la recogida del balón. Oatlgorodon les acompañó, un poco de músculo no vendría mal. El resto se las arregló para contener la internada.

Axltlaqs resultó pronto lesionado por el placaje de un rival, que pretendía abrir hueco para que el balón fuera desplazado hacia la zona izquierda con un preciso pase del lanzador a un receptor, que se quedó protegido detrás del autor de la lesión. Axltsa y Uazltz trataron de derribar al receptor sin éxito.

-¿Por qué no caer balón al sssuelo?- preguntaba Kroqlantha rascándose la cabeza.

Mientras, ni se dio cuenta de que su marcaje se estaba escabullendo. En cambio, el portador de balón si se dio cuenta, y trató de dárselo. Pero fue incapaz de cogerlo, cosa que si pudo hacer de rebote su compañero, marcado por Quetcuaqteinq. El saurio fue empujado por otro rival, que permitió que el nuevo portador se llevara el balón desde el mediocampo hasta casi la línea de touchdown de los hombres lagarto.

Axltsa no podía creerse que tan rápidamente les hubieran generado una ocasión tan clara. El empate era casi seguro, porque nadie estaba lo suficientemente cerca para pararlo. De repente, un rayo cayó del cielo y derribó al portador, entre los saltos de alegría que se le veía dar al hechicero en la grada. Esta vez sí que había acertado en su hechizo.

Oatluaxtilt y Kroqlantha, tras lesionar a su marcador (hoy estaba siendo un día sangriento para el kroxigor), corrieron hacia la zona, para evitar que nadie lo cogiera hasta que no llegara un eslizón. Pero eso era tarea difícil, ya que los humanos se habían encargado de lesionar a Uazltz, pero Axltsa no vio nada más. Todo se volvió negro. Esto se lo tuvieron que contar después del partido, cuando volvió de la inconsciencia:
Para colmo, Huan se había caído intentando pasar entre dos humanos hacia el balón. A pesar de todo el rival era incapaz de cogerlo, y más saurios empezaban a llegar a defender el balón con uñas y dientes. Pero el tiempo pasaba, y los eslizones eran incapaces de pasar. Pero se dice que los humanos, a pesar de su naturaleza delicada, son capaces de grandes hazañas, y gran parte de los héroes en la historia eran humanos. En este equipo había uno, llamado Juanjo el Atleta. Éste hombre fue capaz de aprovechar el desplazamiento del balón por detrás de Uazyolt ante la caída de Oatluaxtilt por un placaje, para recogerlo y esquivar al saurio, saltando hacia la línea de touchdown. El partido estaba empatado, y ni todos los saurios y hechizos del mundo lo habrían impedido.

Es lo que tiene jugar contra grandes equipos, que la victoria es siempre complicada. 1-1 reflejaba el marcador, y el megáfono resonaba:

¡¡¡QUIZÁS ÉSTA SEA LA JUGADA DEL AÑO!!!¡¡¡PERO ATENTOS QUE AÚN QUEDA TIEMPO PARA MUCHO MÁS!!!

Y así era, el empate no tenía por qué ser el resultado definitivo, y los hombres lagarto así lo intentarían hasta el final, a pesar de estar ya en inferioridad numérica de nueve contra diez. Los humanos estaban lanzados, tanto que nada más sacar ya estaban lanzándose contra Tza-oatl del Oro para abrir un hueco y llegar al balón antes que los dos eslizones que quedaban en el campo, Huan de la Desesperación y Xholtenqzh. Pero el ansia hizo mella en el blitzer que se quería placar al saurio, tanto que salió rebotado, provocando un desorden defensivo que permitió a Huan coger el balón sin problemas en la zona central e irse hacia la derecha para protegerse detrás de Oy del Sol y Uazyolt.

Cuatro rivales no dudaron en presionar a los dos saurios y los dos eslizones. Pero, gracias a la ayuda de Oatluaxtilt, que acudió cargando desde el mediocampo, Huan pudo zafarse de la presión y lanzarse hacia el medio, a la sombra de los saurios que había por allí, repartiendo golpes a diestro y siniestro. Kroqlantha incluso se caía por el ímpetu que le daba a sus golpes. Los humanos, ya desordenados, sólo fueron capaces de volver a presionar tímidamente a Huan, que se libró de más de uno por algún tropiezo rival.

-Yo no entender nada.- Kroqlantha no sabía si debía levantarse del suelo, así que permaneció allí un rato más.

El tiempo apremiaba, así que Huan atravesó las líneas defensivas con la ayuda de los saurio y se dirigió por la banda izquierda directo a marcar el tanto de la victoria. Difícilmente podrían pararle, porque sus compañeros habrían formado una línea en el mediocampo que dejaba a los rivales al otro lado. Pero la heroicidad de los humanos volvió a hacerse patente, y uno de ellos se lanzó entre Xholtenqzh y Quetcuaqteinq para correr como nunca lo habría hecho y placar a Huan, que quedó aturdido en el suelo. El 2-1 había sido evitado por un gran rival, que celebró el empate como una victoria.

A Axltsa no le gustó tanto el empate cuando se lo describieron, y se lamentó de la facilidad con que los mejores eslizones del equipo habían causado baja. Con tanto empate no sabía a qué podrían aspirar. Pero, poco a poco, fue dándose cuenta de que estaban en Primera División, y aquí nadie regalaba nada. “¿Qué pensssará Sssotek de esssto?”, pensó Axltsa. Pero ni siquiera sabía si su dios les estaría viendo.
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Mensaje  GaBiLLaS Lun 30 Mayo 2011, 00:04

-¡Sólo nos vale ganar! –gritaba Gabillas.

Todos estaban al lado del campo de juego en círculo con las manos unas encima de otras.

-¡Ganar! ¡Ganar! ¡Ganar!- gritaron todos los hombres lagarto.
-Por Sssotek…-murmuró Axltsa para sí mismo.

Hoy estaban especialmente motivados. Jugaban contra los elfos profesionales del equipo Hijos de la Anarkía, que habían sido sus rivales la temporada pasada también. Había que demostrar quién de los ascendidos era el mejor, y mucho más después de que a algunos de ellos les hubiesen obligado a pasar un control anti-doping antes del encuentro, ante el que todos habían dado resultado negativo.

-Tengo que contarte algo, Axltsa… -le decía Uazltz.

Su cara mostraba gran inquietud, así que Axltsa, sorprendido, no dudó en hacerle un gesto con la cabeza para que hablara.

-Han tratado de sssobornarme. Essste equipo ya no esss lo que era.-le siguió contando Uazltz.

Axltsa se quedó un rato pensando, seguro de que su compañero se habría negado rotundamente al intento de soborno. Un equipo que la temporada anterior había demostrado la mayor deportividad del mundo, hoy estaba usando su dinero para intentar comprar a un rival. La situación no dejaba de sorprenderle, pero para él tenía una fácil explicación:

-Parece ssser que esssta divisssión esss tan competitiva que algunosss caen en tácticasss de lo másss bajo.

Ambos eslizones se miraron serios largo rato, pero luego empezaron a reír a la par. “¡¡¡SSSSSSZZSSSSZS, SSSSSZZZZSSSSZS, SSSSSZSSSSZSSS!!!”, reían los dos. Pronto acabaron las risas y tocó formar en el campo según las órdenes del entrenador, ya que tocaba defender. En frente se encontraba aquel rival tan ágil que tanto costó derrotar en la temporada anterior, pero hoy los hombres lagarto formaban en primera línea a la perfección, sin dejar ningún hueco por el que se pudiera colar ningún elfo.

Nada más sacar, los elfos empezaron a cargar por la banda derecha, donde Huan de la Desesperación recibió el primer golpe, dejándolo aturdido en el suelo. Aún así, Otlpita esperaba detrás, tapando todo hueco de posible internada.

-¡¡¡No van a passsar!!! – se oía gritar a Uazyolt, que permanecía más atrasado que los demás, en el centro.

Cualquier estrategia de contención puede venirse abajo cuando tratas con elfos. Y este pudo ser el caso, ya que un línea elfo recibió el balón y, sin más corrió hacia delante saltando por encima de Otlpita. Había superado la línea defensiva sin mayor problema, acompañado por un compañero, que entró por el poco hueco existente entre el eslizón y los saurios más cercanos. Trataron de hacer lo mismo por la otra banda pero no pudieron, tropezando con Uazltz a las primeras de cambio.

Uazyolt no se lo pensó dos veces y, mientras los saurios se iban retrasando para cubrir a los elfos que habían realizado la internada, cargó contra el portador del balón derribándolo y haciéndole perder la posesión. Otlpita, escapándose de su marcaje, corrió hacia el lugar donde había caído el balón y lo recogió, esquivando posteriormente la embestida del elfo que, desde el suelo, había tratado de robarle de nuevo el balón.

“La cosssa, empieza bien.”, pensó Axltsa cuando vio a su compañero conservar la posesión. Pero, la alegría del robo se vio rápidamente atenuada cuando el estruendo de la caída de Oy del Sol sobresaltó a todo el equipo. Cuatro elfos habían sido capaces de lesionarle y sacarle del partido.

A pesar de todo, los hombres lagarto ya tenían la ventaja de llevar el balón y, en seguida, gracias a Oatluaxtilt, librarse de un rival lesionándolo e igualándolos en número. El equipo avanzaba poco a poco por el medio, protegiendo bien a Otlpita.

-¡Romper! ¡Sssí! – Kroqlantha acababa de dar un golpe bestial a su receptor estrella, que tuvo que ser atendido por sus médicos para salvarle la vida.

A veces el kroxigor aportaba cosas buenas al equipo, y más aún desde el último partido, donde había aprendido a apoyar a sus compañeros mucho mejor. Pero los rivales, al parecer, tenían clara su estrategia a partir de ese momento. Consistiría en atacar a los eslizones siempre que pudieran, por lo que empezaron a cargar contra Huan desesperadamente.

Axltsa y sus compañeros no tuvieron muchos problemas en seguir avanzando por el centro, y luego hacia la derecha, y luego otra vez hacia el centro. Los elfos se volvían locos intentando defender a la vez que intentaban “cazar” eslizones. Así que, al final, Otlpita y dos saurios se fueron hacia la banda izquierda protegidos por el resto del equipo, que se quedaba conteniendo a los defensas con Quetcuaqteinq a la cabeza, que dejaba a uno de ellos inconsciente.

Finalmente, Otlpita hizo el touchdown a falta de poco tiempo para el descanso. El marcador reflejaba el 1-0 y la megafonía dejaba sordos a los aficionados, que enloquecían:

¡¡¡VALE MÁS UN ESLIZÓN CORRIENDO BIEN PROTEGIDO QUE LOS SALTOS DE UN SOLITARIO ELFO!!!

Antes del descanso, en el saque, los elfos intentaron lesionar a Oatluaxtilt pisándole. Pero el árbitro no iba a permitir ese tipo de juego, así que expulsó al agresor.

-Essstosss orejudosss juegan sssucio.-decía Quetcuaqteinq mientras el árbitro acometía la expulsión.

Acto seguido golpeaba a uno de ellos y lo dejaba inconsciente.

Comenzaba la segunda parte con todo a favor de los hombres lagarto. Jugarían ahora contra diez elfos. Encima, nada más empezar, Oatlgorodon lesionaba a otro.

-Que blanditosss son essstosss elfosss. – comentaba el saurio.

-¿Y ssse pueden comer?-Kroqlantha conseguía conjugar esta pregunta, pero le debió costar tanto que se quedó parado sin hacer nada.

Mientras, Uazltz cogía el balón y sus compañeros lo cubrían en el medio del campo. Pero los elfos no iban a cambiar de estrategia, así que siguieron cargando contra Huan, que al final no pudo esquivar más golpes y acabó inconsciente por un fuerte choque. Quetcuaqteinq, enfurecido, lo pagó con el que tenía más cerca, y mandó a otro elfo inconsciente al banquillo. Gracias a ello, el equipo pudo seguir avanzando por el medio sin demasiados problemas.

Los elfos tenían que intentar, desesperadamente, frenar ese avance. Así que decidieron romper la protección cargando contra Oatluaxtilt, pero el atacante salió rebotado. La firmeza del saurio permitió a Uazltz y tres compañeros pegarse a la banda izquierda como ya habían hecho en la primera parte.

-Tranquilo, Uazltz, que no dejaremosss passsar a nadie.- le decía Tza-oatl del Oro al compañero que protegía.

“Anotamosss ssseguro…”, se decía Axltsa a sí mismo. La ocasión era tan evidente y Uazltz estaba tan bien protegido que no cabía lugar a la duda, por lo que decidieron esperar ahí para poder anotar justo antes del final. El resto de sus compañeros debieron pensar lo mismo, así que se dedicaron a cargar contra los elfos que, desde el medio, intentaban buscar la oportunidad de robar el balón y cazar eslizones. Axtlsa observó como Oatlgorodon machacaba a otro rival, que caía inconsciente. Su primo Axltlaqs también caía, preso de la “caza” de eslizones.

La “caza” continuó, pero lo hacían con tanta ansia que uno de los elfos se tropezó al intentar blocar al propio Axltsa. Mientras, Quetcuaqteinq no perdía el tiempo y lesionaba a otro rival, esta vez de gravedad. La potencia del choque dejó a Axltsa boquiabierto. Esto fue una distracción que le costó cara al eslizón, ya que no pudo ver como se le echaba encima un rival. Todo se volvió negro.

-Axltsa, ¡dessspierta! – la última bofetada de Xholtenqzh le despertó.

Axltsa, con la vista nublada, oía como por megafonía gritaban algo, que parecía decir:

¡¡¡NO PODÍA ACABAR UN PARTIDO DE LOS GUARDIANES DE SOTEK SIN QUE ANOTARA UAZLTZ!!!

Efectivamente, tras rendirse los elfos a la violencia de Quetcuaqteinq, entre otros, Uazltz había anotado sin oposición y el marcador reflejaba el 2-0.

El panorama para el equipo rival era desolador. Sólo quedaban unos cuantos en pie, así que casi lo celebraron cuando el árbitro pitó el final del partido. Gabillas se acercó a Juaky, el entrenador de los elfos, y, tras lanzarle una puya por el mal uso de los fondos de su equipo, le deseó suerte para el resto de la liga.

Axltsa se encontraba muy satisfecho, una victoria cómoda era justo lo que venían necesitando desde que empezó la temporada. Cada día iba creyendo más en las visiones de Sotek, a pesar de no sentir su presencia desde hacía mucho. ¿Estaría de verdad el destino de los Guardianes de Sotek escrito?

-¿Por qué no me lo han dado a mí?- oyó gritar a Quetcuaqteinq.

Al parecer, le habían dado el premio a mejor jugador a Axltlaqs, cosa que alegró mucho a Axltsa. Pero también comprendía que al saurio le molestara, ya que éste había hecho un partido sublime, dejando fuera de combate a cinco rivales.
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Mensaje  Juaky1976 Mar 31 Mayo 2011, 01:45

Muy buenas las crónicas compañero, creo que me voy a animar a escribir las de mi equipo de altos elfos de la campus.
Sigue así, saludos.
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Mensaje  GaBiLLaS Mar 31 Mayo 2011, 09:56

Anímate, hombre! Que parece q esta temporada hay muy pocos valientes Guiño
A ver si es verdad y dentro de poco puedo leer las andanzas de tus altos elfos intelecto

Gracias por todo! Saludos.
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Mensaje  GaBiLLaS Mar 07 Jun 2011, 20:53

El suelo empezó a temblar. Axltsa y sus compañeros, que habían acudido a jugar su correspondiente partido de liga contra los engendros de Nurgle, miraban a todos lados asustados. Bastante perturbador era tener que aguantar el olor a podredumbre que se respiraba en todo el campo como para ahora observar como la tierra en el círculo central empezaba a desaparecer. Un agujero fue formándose poco a poco, hasta alcanzar un tamaño por el que hasta Kroqlantha podría haber caído de no haberse apartado.

-¿Qué essstá passsando? – le preguntaba Uazltz.
-No sssé, pero el público no parece sssorprenderssse. – contestó el propio Axltsa.

Y efectivamente nadie en el público parecía asustado ni sorprendido por los temblores de tierra. De repente, unos tentáculos aparecieron por el agujero, seguidos de la abominación más asquerosa que Axltsa había visto en su vida. Un gusano de grandes dimensiones salió rugiendo del hueco, ante el regocijo generalizado del público, que aplaudió y gritó con fervor. El partido podía comenzar ya.

Y así fue. Los pestilentes rivales, formados por hombres cabra, una especie de zombis llamados rotters y cuatro grandes guerreros apestosos, además de la abominación con tentáculos, sacaron con fuerza hacia las posiciones ocupadas por Otlpita y Uazltz.

-¡Esss asssquerossso! – Quetcuaqteinq, cercano al gusano, era incapaz de atreverse a tocarlo.
-¡Pero atacadle! – le gritaba Oatluaxtilt mientras se quitaba de encima un rotter.
-¡Yo golpear! – al final fue Kroqlantha el que golpeó con dureza a la abominación, dejándolo aturdido durante un rato.

En todo ese tiempo, Oy del Sol había intentado abrir hueco por la banda sin mucho éxito, quedándose atrapado entre varios rivales. Además Uazltz era incapaz de coger la bola del suelo, y los rivales empezaron a acercarse. Primero cargando sobre Axltlaqs en la banda derecha, que estrenaba titularidad tras haber demostrado lo ágil que podía llegar a ser.

Axltsa, preocupado, observaba desde la otra banda como su primo era derribado. Pero pronto lo olvidó cuando vio como entre Tza-oatl del Oro y Oatlgorodon echaban fuera del campo a la cabra agresora. Todo esto tranquilizó a los eslizones, por lo que al final fue Otlpita el que cogió el balón y fue directo al mediocampo para protegerse detrás de los saurios y Kroqlantha.

Pero, tanta concentración en la recogida del balón y mantener su propio campo despejado, había dejado a Axltsa y a Oy del Sol solos en la otra banda. Así que el eslizón pudo ver de cerca como pisoteaban a Oy del Sol en el suelo. Axltsa miró al árbitro, pero éste parecía ni estar mirando a su zona. “Parece que lo han sssobornado”, pensó.

Pero el juego continuaba, y Quetcuaqteinq penetraba hacia esa zona con la intención de liberar a su compañero pero, en el último momento, se frenaba en seco, asqueado por el olor del guerrero de Nurgle que tenía delante.

-No puedo ni mirarlesss, ¡qué asssco! – gritaba el saurio.

El resto del equipo formó un bloque en el centro, que resultaría ser temible a cualquier adversario. Pero el rival se plantó bien en el campo, y los hombres lagarto no conseguían avanzar.

-¡Dejar passsar! – Kroqlantha gritaba esto mientras golpeaba con gran ímpetu a sus rivales, tanto que acabó en el suelo. Luego se le pudo ver un rato en el suelo, pensando, como extrañado por la firmeza de la defensa rival. Parecía no darse cuenta que debía seguir jugando.

-Hay que hacer algo. – gritaba Axltsa a sus compañeros eslizones.

Todos se miraron y, al final Otlpita le entregó el balón a Uazltz, nervioso.

-Sólo tú puedes aguantar lo que se nos viene encima. – le decía a su compañero.

Uazltz asintió con la cabeza y se puso detrás de los saurios, mirando a todos lados. Estos fueron perdiendo terreno poco a poco, los Nurgle no paraban de presionar. Así que al final Uazltz tomó una decisión. Se fue directo hacia la banda izquierda, para pasar entre dos guerreros de Nurgle. Pero se tropezó con uno de ellos y cayó al suelo, perdiendo el balón.

El resto del tiempo pasó con golpes por todos lados y el balón en manos de nadie, y con Axltsa detrás de todo por si a caso algún rival se escapaba con él. Al final, una cabra intentaba avanzar más de la cuenta pero cayó derribada, cosa que aprovechó el eslizón para pisarla. “Seguro que el árbitro no me ve entre tanto barullo”, pensó. Y así fue, aunque a la cabra no la pasó gran cosa. De hecho se levantó cargando contra Uazltz, que andaba cerca y ni lo vio. El golpe fue brutal, así que el eslizón tuvo que ser retirado del campo con una contusión.

¡¡¡PARECE QUE HOY NADIE QUIERE MARCAR!!!

El “speaker” no parecía muy entusiasmado con la primera parte, que terminó con el empate a cero reflejado en el marcador.

Los hombres lagarto comenzaron cabizbajos la segunda parte. Parecían derrotados, pero Axltsa no pensaba defraudar a su dios, Sotek. Así que sacó fuerzas para arengar a sus compañeros:

-Vamosss, chicosss, robaremosss el balón. Ssseguro.

Todos lo miraron, y miraron al frente, gritando al unísono:

-¡¡¡Por Sssotek!!!

Con el balón ya en el aire, se reorganizaron par aguantar la fuerte ofensiva del rival, que intentaba abrir hueco por la banda donde se encontraba Huan de la Desesperación, que acababa de entrar por el lesionado Uazltz, esquivando hacía un lado el empuje a la perfección. El balón estaba ya en manos del rival cuando los golpes no habían hecho más que empezar.

-¡Fuera todosss de en medio! – Kroqlantha se quiso quitar de encima a un rival que estorbaba en el medio, pero acabó en el suelo, dejando un hueco enorme por donde pasaron hasta cinco jugadores rivales, penetrando la línea defensiva hasta la cocina.

El touchdown era inminente, ya que los rivales formaban una caja perfecta en torno al portador del balón, una cabra apestosa con grandes cuernos, la misma que había lesionado a Uazltz. El gusano parecía no moverse en el medio campo, observando la jugada con alucinación. El error defensivo debió ser el detonante que necesitaba Quetcuaqteinq que, olvidando los malos olores, golpeo rugiendo como una bestia a un rotter que le estorbaba. El rotter, despedazado, quedó en el suelo, inerte al lado del gusano y el saurio.

Esto espoleó a sus compañeros, que reaccionaron y comenzaron a rodear la caja rival, con Oy del Sol penetrando fuertemente y rompiendo la formación. En un momento el touchdown inminente se podía convertir en recuperación. Pero el rival seguía decidido y, apartando a Oatluaxtilt, cargó contra Axltlaqs. La acción tenía gran dificultad, pero el hueco estaba hecho y, la portadora del balón sólo tenía que esquivar a Tza-oatl del Oro y Oy del Sol para correr hacia el touchdown. Le fue imposible hacerlo, así que cayó al suelo con el balón rodando cerca de los eslizones que, sólo tenían en medio a otra cabra.

Ésta fue derribada sin más miramientos por el propio Oy del Sol, que lo dejaba libre para que Otlpita lo cogiera. El eslizón, en cuanto vio a lo lejos a Oatlgorodon y Uazyolt acorralando contra la banda a dos rivales, recogió el balón y corrió hacia allí, protegido por detrás por Axltsa y Axltlaqs. Sólo quedaba un rival peligroso por delante, un guerrero de Nurgle, que tenía a Huan estorbándole.

-Esss el momento. – gritaba Axltsa a sus compañeros, mientras los rivales, unos enredados entre saurios y otros tapados por los propios eslizones, quedaban retrasados sin oportunidad de coger a Otlpita.

Huan tapaba al guerrero a la perfección, esquivando sus golpes y bailando de un lado a otro. Pero, de repente desde la izquierda, apareció el gusano cargando contra Quetcuaqteinq y pasando por encima suya. Llegó hasta Otlpita y lo atrapó con sus tentáculos.

Axltsa no podía dejar de horrorizarse, viendo como esa asquerosidad tenía atrapado a su compañero, que no soltaba el balón y esquivaba los mordiscos de la bestia como podía, unos tras otro. Para entonces, Uazyolt había echado a uno de los rivales del campo y el resto, como podía, trataba de acudir en ayuda de los eslizones. Huan seguía entreteniendo como podía al guerrero de Nurgle, que cada vez se acercaba más y más a Otlpita. Axltsa y Axltlaqs aguantaban como podían a las cabras que venían por detrás, tanto que Axltlaqs acababa lesionado por los golpes. Oatlgorodon y Uazyolt se las arreglaban para mantener a otro guerrero de Nurgle acorralado contra la banda, pero las cabras ya estaban al lado.

“Todo essstá perdido”, pensó Axltsa. Nadie sabe cómo, pero Otlpita seguía consiguiendo esquivar los mordiscos de la bestia, y todo el tiempo que lo logró fue suficiente. Un crujido grotesco sonó a lo lejos. Kroqlantha le había roto la pierna a un guerrero al otro lado de la refriega.

-Ssser divertido. – decía el kroxigor riéndose, ajeno al peligro que estaba sufriendo su compañero.

Axltsa comprendió que, por un día, Kroqlantha iba a ser decisivo. La lesión provocada por el kroxigor hizo girarse al gusano que, anonadado, se quedó observando a su compañero en el suelo, sin darse cuenta de que estaba soltando a Otlpita. El eslizón, sigilosamente, se escabulló lejos de la melé que se había formado gracias a la ayuda de Huan, que distraía a todo el que se acercaba. Tal era la refriega que Kroqlantha y Oatluaxtilt se estaban poniendo las botas a golpear rivales.

-Kroqlantha querer jugar másss. – decía el kroxigor mientras dejaba a un rotter inconsciente.

Para aquel entonces, Otlpita ya estaba demasiado lejos para que nadie le alcanzara, acompañado por Huan, que había sido su guardaespaldas esta vez. Esto no debió de gustarles a los hombres de Nurgle, ya que descargaron su frustración derribando y pisando a Kroqlantha, a pesar de que tuviesen el partido perdido. Su entrenador, Abolafia, golpeaba violentamente con la cabeza las tablas de su banquillo al ver como Otlpita anotaba el touchdown ante el éxtasis de júbilo del público. El “speaker”, emocionado, gritó por megafonía con la voz desgarrada:

¡¡¡OTLPITA, LOS LIBROS DE HISTORIA CONTARAN TU HAZAÑA POR EL RESTO DE LOS TIEMPOS!!! ¡¡¡NO LE LLAMEN OTLPITA, LLAMENLE DIOS!!!

Los rugidos victoriosos de los saurios despidieron a los rivales desafiantes, que habían demostrado ser amantes del juego sucio. Mientras, Gabillas, trataba de ir a despedirse del entrenador rival, pero éste se iba sin siquiera mirarle. Axltsa miró cómo su entrenador se encogía de hombros y se volvía hacia sus pupilos, con una enorme expresión de satisfacción en el rostro. No le extrañaba, esta era la victoria más dura que conseguían desde hacía mucho tiempo, y Axltsa lo sabía.

Los rugidos de Oy del Sol se sobreponían a los del resto, mientras levantaba en alto el trofeo a mejor jugador del partido. “Ssse lo merece, esss el másss fuerte de losss sssauriosss”, pensaba Axltsa. Una gran victoria complacería a Sotek. Estaba seguro de ello, a pesar de la sensación de abandono que tenía en su interior. Pero era fácil para el eslizón, con este equipo sabía que ellos mismos eran capaces de escribir su propio destino. Hoy lo había demostrado.
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Mensaje  GaBiLLaS Jue 09 Jun 2011, 19:25

Axltsa miraba al cielo y cerraba los ojos para dejar caer la lluvia por su cara. La tormenta que estaba desatándose justo en los momentos antes del inicio del partido le recordaba a las lluvias tropicales de su tierra natal. La echaba de menos, pero esto merecía le pena. Desde la victoria anterior los ánimos de sus compañeros estaban por las nubes. Tras empezar con muchos temores la temporada en la durísima Primera División, habían ido superando todos los obstáculos y no había perdido todavía ningún partido. Al reparar en esto, Axltsa abrió los ojos y volvió a la realidad. Tenía que concentrarse para empezar el siguiente partido.

En frente, tenía a un grupo de amazonas que desafiaban con gestos obscenos a todos sus compañeros, estos estáticos en el campo, aguantando la lluvia como si nada. “Hoy no va a ssser fácil, lasss amazonasss van a ssser difícilesss de derribar por nuessstrosss sssauriosss.”, pensó el eslizón. Después entró en tensión, el partido debía comenzar.

Una vez más, iban a poder empezar atacando, cosa que esta temporada estaba pasando mucho más que la anterior. “De alguna manera, Sssotek nosss bendice.”, pensaba Axltsa. El balón voló por los aires, y pronto los saurios se pusieron manos a la obra. El primero Oatluaxtilt, que dejaba inconsciente a la primera amazona que se le ponía por delante. El resto ganaba terreno como podía, preparándolo todo para los eslizones. Uazltz cogió el balón, que había caído a su lado, y corrió hacia delante para ponerse detrás de Kroqlantha, Uazyolt y Oatluaxtilt, que esperaban en la banda derecha. Tal era el empuje y la fuerza de los saurios que otra de las amazonas cayó lesionada a manos de Oatlgorodon. Un inicio así no podía desaprovecharse, así que Uazltz no dudó en seguir corriendo esta vez hacia el centro.

-¿Dónde ir Uazltz? – Kroqlantha no comprendía ese cambio de dirección, así que se quedó en su sitio, esperando novedad.

-Muévete, Kroqlantha. – Huan de la Desesperación trataba de empujar al kroxigor para que se moviera. Pero ese entretenimiento le costó una lesión, provocada por una carga de una blitzer amazona que le hizo caer y sufrir un tirón en la cadera.

Las cosas se igualaban un poco, y las rivales aprovecharon para rodear al grupo de hombres lagarto, esperando a que se abriera un hueco en la defensa. Pero Axltsa y sus compañeros avanzaban poco a poco, seguros de llegar hasta el final. Pero la cosa no estaba clara del todo, Otlpita miró a Axltsa y le dijo:

-Tengo una idea. Sssígueme.

De repente, corrió hacia la derecha y se coló entre dos rivales cerca de la línea de touchdown, y empezó a pedir el balón. Axltsa le siguió, y aprovechó para cubrir a una amazona que estaba en el suelo. La idea del eslizón pareció funcionar, porque las amazonas empezaron a dividirse, unas cargando contra la caja atacante y otras cubriendo a Otlpita. Esto fue suficiente para que Uazltz y tres saurios corrieran hasta las cercanías de la línea de touchdown, pegados a la banda.

-¡Muy bien! – exclamaba Otlpita pleno de alegría, mientras corría de nuevo hacia sus compañeros, dejando a Axltsa sólo en esa zona.

Axltsa, sin saber muy bien qué hacer, observó cómo sus compañeros abrían un último hueco para que Uazltz marcara el primer tanto del partido, poniendo el electrónico con un 1-0, y por la megafonía sonando, sin mucho ímpetu:

¡¡¡TOUCHDOWN MARCA DE LA CASA!!! ¡¡¡UAZLTZ ANOTA!!!

Aún quedaba tiempo para un ataque de las amazonas en esta primera parte, y Gabillas trató de organizar como pudo a su defensa. Tza-oatl del oro, consciente del peligro, arengó a sus compañeros:

-Essstad muy atentosss, quieren marcar por la izquierda.

En efecto, la mayoría de las amazonas se estaba agolpando por la izquierda. Así que los saurios, hábilmente, formaron una muralla consistente en torno a esa zona. Pero el saque efectuado por el equipo de hombres lagarto se quedó muy corto, y el árbitro permitió a su entrenador dárselo a una blitzer situada en la tora banda. Ésta no dudó en penetrar por ese lado, acompañada de otra compañera, poniendo en serios aprietos a la defensa.

-¡Tza-oatl! ¡Haz algo! – le gritaba Axltsa a su compañero mientras veía como las dos amazonas se le acercaban a él y a Xholtenqzh.

El saurio, que se había quedado en el centro organizando a sus compañeros, reaccionó rápido y cargó contra la portadora del balón, acorralándola contra la banda. Pero ellas, con la ayuda de otra compañera, se las arreglaron para derribar a Tza-oatl mientras más amazonas corrían por la otra banda. Los saurios, demasiado lejanos, se concentraban en tapar las receptoras en el aquel lado, y la parte más importante quedaba en manos de los eslizones.

-¿Cómo puedo robar yo el balón? Essstá demasssiado acorazada. – gritaba Axltsa ante la amenaza que tenían encima.

-¡Empújala fuera! – le apremió Xholtenqzh.

“¡Claro!”, pensó Axltsa. No lo dudó más y empujó a la amazona como pudo, mandándola fuera del campo. Unos aficionados violentos se tiraron encima de ella, golpeándola sin piedad una y otra vez. Parecía estar sedientos de sangre, porque no paraban. Axltsa permanecía boquiabierto observando el espectáculo grotesco que tenía al lado. Nunca había visto una paliza tan brutal, estaban matando a la blitzer. Suerte que al final llegaron los ogros del cuerpo de seguridad e hicieron huir en desbandada a los desalmados. Unos médicos se quedaron salvando de la muerte a la pobre amazona mientras el juego continuaba. El balón devuelto al campo fue recogido por Otlpita, que lo protegió hasta que el árbitro pitó el final de la primera parte. El peligro había pasado.

Entre tanto golpe, extrañamente, no había habido demasiadas bajas, así que la segunda parte empezaba, gracias a los suplentes, con once contra once.

-Esssto tiene que cambiar. Hay demasssiadasss – le decía Quetcuaqteinq, siempre dispuesto a lesionar, a Oatlgorodon.

-No te preocupesss, ahora reducimosss el número. – respondió el segundo riéndose.


Pero las amazonas preferían otro tipo de juego al violento. Y así lo demostraron, recogiendo el balón y realizando unos desmarques por la banda izquierda que ponían aún más complicada que antes la defensa. La pasadora de las amazonas tenía el balón y estaba bien cubierta más atrás, así que los saurios decidieron reducir a las tres amazonas que se habían internado. Comenzaron a rodearlas, cargando la mayoría de sus fuerzas por esa banda. Pero el centro había quedado algo menos protegido, así que ellas hicieron un inesperado cambio de rumbo, abriendo hueco por el centro y dándole el balón a una blitzer que pretendería esquivar cualquier intento de derribo.

Oatlgorodon no perdió el tiempo y golpeó duramente a una de las receptoras, rompiéndola la rodilla. Quetcuaqteinq, liberado de rivales, cargó contra la pasadora, que acompañaba a la blitzer, sólo rodeada por algún eslizón. La carga finalizó con estrépito cuando la pasadora hizo un movimiento de protección que hizo que el saurio se cayera al suelo. La blitzer ya sólo tenía que correr en diagonal hacia el rincón izquierdo para acercarse al máximo a la línea de touchdown.

“Van a marcar.”, pensaba Axltsa lamentándose, justo cuando vio a Oy del Sol pegándose la carrera de su vida para tirarse contra la portadora del balón, mandándola directa al suelo.

¡Sssí! – gritó Axltsa.

No perdió un instante más y corrió a proteger la zona del balón, justo a tiempo para que Otlpita apareciera y lo recogiera, quedándose cerca, acompañado también por Uazltz. Proteger ese balón iba a ser harto difícil, había amazonas por todos lados, y por el único sitio donde había más hueco Zara la Asesina (que había acudido en ayuda de las amazonas para igualar la contienda) hacía la vida imposible a Tza-oatl del Oro.

La blitzer recién derribada, poseída por la furia, trató de levantarse para cargar contra el eslizón, pero tropezó contra el gran Oy del Sol(ayudada por la zancadillas que previamente le había puesto Axltsa) y cayó al suelo, inconsciente.

-Vamosss. – apremió Axltsa a Otlpita, a la vez que corrió hacia donde se encontraba Tza-oatl para guiar a su compañero.

-Yo abro hueco chicosss. – dijo Tza-oatl a sus recién llegados compañeros.

Acto seguido se daba de bruces contra el suelo tras intentar golpear a Zara la Asesina, que era la última esperanza de las amazonas. La asesina quiso aprovechar su oportunidad y, ante el asombro e indignación de los eslizones, sacó un puñal que llevaba escondido en el tanga y se lo intentó clavar a Otlpita, que lo esquivó por los pelos echando la cabeza y el tronco hacia atrás en una postura inverosímil.

Mientras tanto, una receptora había metido por accidente un brazo entre las fauces de Quetcuaqteinq, que no dudó en arrancárselo de cuajo. La pobre murió desangrada en poco tiempo. “Quetcuaqteinq cada día esss másss violento.”, pensaba Axltsa al ver semejante sangría. Aprovechando que Oatlgorodon había abierto hueco por la izquierda más adelante, entre las maldiciones de Zara, Otlpita se escabulló de ella y corrió hacia su compañero, acompañado por Axltsa y Uazltz, que no había dejado nunca de acompañar a ambos. Otros dos saurios ayudaron a proteger a Otlpita a la perfección.

“Esssta molesssta.”, pensó Axltsa mientras pisaba a una amazona cercana a ellos. Las amazonas no pudieron hacer nada para evitar el avance, y Otlpita acabó llegando a la zona de touchdown, no sin antes dejar que Quetcuaqteinq rompiera la rodilla de otra rival, para regocijo del público.

-¿Esssto terminar ya? – preguntaba Kroqlantha a los compañeros que tenía al lado.

El marcador reflejó finalmente el 2-0, dejando a las amazonas hundidas por la derrota y la plaga de bajas que habían sufrido. Les costaría recuperarse. Gabillas no dudó en ir a consolar al entrenador de las amazonas, Sammy, que aceptó la derrota con filosofía, mientras por megafonía sonaba:

¡¡¡Y OTLPITA CERTIFICA LA SUPERIORIDAD DE LOS HOMBRES LAGARTO!!!

Los comentaristas aprovecharon para felicitar a Oatlgorodon, que les parecía haber destacado sobre los demás, por su buen hacer a la hora de repartir tortas, a la sombra de Quetcuaqteinq. Axltsa asentía con la cabeza, contento del reconocimiento al último saurio en llegar, que había aprendido a hacerlo igual o mejor que sus compañeros. “Por Sssotek…”, pensó Axtlsa cuando abandonó el campo victorioso con sus compañeros.
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Un destino que no está escrito Empty Guardia de Khalida 0 - Guardianes de Sotek 1

Mensaje  GaBiLLaS Jue 16 Jun 2011, 20:36

-¡Sssomosss líderesss, primo! – le decía Axltlaqs a Axltsa, mientras miraba la pantalla del marcador gigante del estadio, que reflejaba la clasificación del todos los grupos de Primera División.

Axltsa asintió a su primo sin hacer mucho caso a lo que decía ni a la pantalla. Le resultaba difícil concentrarse en nada que no fuera su interior. No había podido descansar en toda la noche, que estuvo repleta de pesadillas. En ellas aparecían momias destrozando los cuerpos de sus compañeros y una risa continua resonando en el ambiente. Una risa que al eslizón le resultaba familiar y ya reconocía, porque cada vez que se iban a enfrentar a algún equipo de muertos vivientes resonaba en su cabeza de una forma o de otra. De momento sólo había ocupado sus pesadillas pero, ya en el campo, allí estaban esas momias. Exactamente las mismas que en las pesadillas de la noche anterior. Ahora tendrían que enfrentarse a ellas, junto con un gran grupo de esqueletos que no desprendían otra cosa que maldad.

-¡Vamosss, primo! ¿Qué te passsa? Tenemosss que empezar, hoy no te enterasss de nada. – Axltlaqs le dio un pequeño empujón para que se pusiera en su sitio.

Todo iba a empezar ya. Ese grupo malévolo era la Guardia de Khalida, y tenían fama de ser los más sangrientos del grupo, así que Axltsa no podía evitar sentir miedo por lo que se les venía encima, y más aún cuando no podía olvidar las pesadillas. Aún así se preparó para su primer ataque, hoy también les tocaba recibir.

El balón volaba directo hacia Uazltz. Los rivales comenzaron a reorganizar su defensa a la perfección fijándose en el vuelo del balón. Esto iba a dificultar seriamente el avance de los saurios, que iban a tener que apartar a las momias como buenamente pudieran. Axltsa les vio tan incapaces, que incluso tuvo que ir a ayudar, venciendo a sus miedos, a derribar a una de ellas. “Ssson realmente temiblesss”, pensaba el eslizón, asombrado por el tamaño y el poder que desprendían esos seres. Mientras tanto, Uazltz pudo coger el balón y ponerse a cubierto. Con las momias por allí rondando, era imposible ir por el centro. Así que a los hombres lagarto no les quedó otro remedio que intentar atacar por la derecha.

-¿Dónde ir todosss? ¡Essste no ssser el plan! – Kroqlantha se negaba a moverse del medio, para regocijo de los rivales, que podrían evitar a su peor rival durante un rato.

La presión de las momias y los esqueletos sobre los saurios era tremenda, haciendo al equipo de hombres lagarto imposible ningún tipo de avance. Ninguno de ellos había pensado antes del partido que las momias iban a tener un control tan exagerado del mediocampo. Los saurios parecían muy pequeños recibiendo golpe tras golpe por las duras momias, apoyadas por los esqueletos.

-¿Qué hago? – preguntaba Uazltz desesperadamente con el balón en la mano, viendo que se le iban a echar encima.

-¡Passsa! – le gritó Otlpita desde el centro.

Uazltz no lo dudó y le entregó el balón hábilmente a su compañero (ese día Uazltz parecía más ágil de lo normal, como bien le había prometido el hechicero que hoy también les acompañaba, dándole una poción), que corrió hacia la izquierda, donde el terreno parecía más despejado. Y Oatlgorodon aprovechaba para dejar a un blitzer inconsciente. Tza-oatl decidió abrirse paso hacia atrás para ayudar a cubrir a Otlpita. Pero pronto el rival volvía a cubrir los huecos y, además, seguía ganando terreno.

Kroqlantha, que había sido derribado, parecía no comprender nada. Todo estaba al revés, las momias eran inamovibles y, las pocas veces que lograban derribarlas, ni Quetcuaqteinq era capaz de deshacerse de ellas aplastándolas contra el suelo. Otlpita se vio obligado a volver a la derecha para intentar despistar a los rivales, pero no había ningún hueco.

-¡A Axltlaqs! – le apremió Tza-oatl, que estaba a su lado y había visto como el primo de Axltsa estaba en posición de cambiar totalmente el juego desde el centro.

Otlpita corrió como loco hacia donde estaba su compañero y le entregó el balón sin problemas. Axltlaqs miró hacia delante y corrió hacia la izquierda por un hueco que había dejado la defensa. Llegó hasta el campo contrario y, los rivales parecían incapaces de mirar hacia detrás, concentrados en golpear a los saurios. Lo malo era que estaba totalmente solo, porque ningún compañero fue capaz de seguirle hasta su posición.

Axltsa temía seriamente por él, y más cuando vio como un esqueleto fue capaz de llegar hasta él para acorralarle contra la banda. Axltsa, desesperado, quiso ir hacia allí para ayudarle. Pero, sin saber muy bien cómo, se tropezó con algo y cayó de cabeza contra el suelo. Todo se volvió negro mientras una risa siniestra resonaba en su cabeza.

-¡Axltsa! ¡Dessspierta! – Uazltz le estaba zarandeando – Nosss hemosss quedado inconssscientesss.

Axltsa abrió los ojos:

-¡¡¡Axltlaqs!!!

-Tranquilo, tu primo essstá bien. – la sonrisa de oreja a oreja que tenía Uazltz al decir esto delataba que algo bueno estaba pasando.

¡¡¡LA VELOCIDAD SE IMPONE AL JUEGO SUCIO!!!

Se escuchaba por megafonía entre los pitidos del público.

-¿Qué? ¿Qué ha passsado? – preguntó desesperadamente Axltsa a su compañero.

Uazltz, que no paraba de zarandearle, dijo:

-¡Axltlaqs ha marcado! Vamosss, vamosss a celebrarlo.

Le agarró del brazo y tiró de él hacia el campo, donde fueron a celebrar el primer touchdown con sus compañeros que, a pesar de ir ganando, parecían muy enfadados. Axltsa, extrañado, se quedó mirándolos. Poco a poco se fue dando cuenta, el público estaba silbando con gran intensidad.

-¿Qué passsa? – le preguntó a Oatluaxtilt, que estaba al lado.

-Los esssqueletosss sssólo ssse dedicaban a hacer faltasss, pisoteándonosss cada vez que caíamosss al sssuelo, y el árbitro lesss deja hacerlo impunemente. Parece essstar ciego. Por cierto, tu primo esss un gran jugador, ha metido un gran touchdown, essscapando de essse esssqueleto. – le respondió el saurio.

Volvieron a su campo dispuestos a defender el poco tiempo de juego que quedaba. Poco podrían hacer ya los esqueletos hasta después del descanso. Pero, aún así, nada más sacar, aprovecharon para pisotear a Kroqlantha una vez más, entre los silbidos del público, que iban en aumento. Poco a poco, los silbidos fueron convirtiéndose en objetos lanzados contra el árbitro mientras no pitaba otra cosa que el final de la primera parte.

-¡Vamos para dentro chicos! – les apremiaba Gabillas desde la banda, señalándoles en dirección al vestuario.

Los jugadores de ambos equipos corrieron hacia el vestuario para evitar cualquier desgracia. El árbitro tuvo que salir protegido por las fuerzas de seguridad del estadio.

El partido se reanudó en seguida, aún entre los silbidos del público. El árbitro pitó el inicio. Y eso es lo último que pitaría, porque un grupo de aficionados saltó al campo y se ensañó con él. Golpeándole sin piedad hasta que los ogros de seguridad les dispersaron. Para aquel entonces el balón ya estaba en el aire y caía cerca del lanzador esqueleto. Éste falló al cogerlo y Quetcuaqteinq no lo dudó. Cargó contra un esqueleto que se interponía en su camino, dejándolo inconsciente al instante.

-¡Por aquí! – le decía a Uazltz señalando el hueco que había dejado por la derecha.

El eslizón no lo dudó y se pegó una gran carrera hasta ponerse al lado del balón, mientras Tza-oatl intentaba estorbar en el mediocampo para que el regreso de los esqueletos desde allí fuera imposible. Otlpita y Axltlaqs también ganaban algunas posiciones. El barullo en el mediocampo estaba servido, y aquí es donde las momias se frotaban las manos. Empezaron a repartir golpes uno tras otro. El lanzador se las apañó para tirar a Uazltz al suelo y recoger el balón, esta vez correctamente. Se puso al lado del blitzer más cercano. Era momento de presionar, y Tza-oatl del Oro lo sabía bien, así que se abrió paso desde el mediocampo para cargar contra el portador del balón, que lo esquivó sin demasiado esfuerzo, para frustración de los hombres lagarto.

Axltsa pudo ver como Gabillas, desde la banda, le hacía una señal al hechicero. De repente, una bola de fuego salió de las manos de éste, y fue directa al lanzador. El estallido derribó al blitzer, pero no al portador, que se mantenía en pie, inmutable. Uazltz tuvo que ir a estorbarle otra vez. Otlpita, que estaba cerca, esquivó a su marcaje y también fue a estorbar. Pero, para entonces, ya llegaba otro blitzer a apoyar, y Uazltz caía inconsciente ante la embestida de uno de ellos.

“Estáis perdidos, no os resistáis”, resonaba en la cabeza de Axltsa, que vio como Oy del Sol era machacado en el mediocampo, para ser retirado en camilla doliéndose de la cadera. A su vez, los esqueletos seguían pisoteando impunemente (ahora más porque el árbitro había tenido que ser retirado del campo inconsciente), cobrándose como víctima a Axltlaqs, contusionado, ante los lamentos de Axltsa. El portador del balón seguía aguantando en pie, y ahora era Otlpita el que caía inconsciente, dejando a Tza-oatl como única esperanza. Axltsa decidió presionar también, pero pronto le derribaron.

Desde el suelo vio como crujía la espalda de Uazyolt cuando era machacada a pisotones por los malvados esqueletos. Los silbidos del público, para aquel entonces, ya eran ensordecedores. Era imposible escuchar nada más. Ya sólo quedaban cuatro saurios, Kroqlantha y Axltsa en pie. La cosa se ponía fea. Y más aún cuando el lanzador esquivó a Tza-oatl del Oro. “No me lo puedo creer, también son ágiles.”, pensó Axltsa. Pero pronto dio gracias a que, cuando intentó entregar el balón a otro compañero parecido a él, falló. Ahora el balón estaba en el suelo, y había alguna posibilidad.

Un gran rugido dejó en segundo plano los silbidos del público, que pararon durante unos instantes, convirtiéndose en aplausos cuando el público descubrió como Quetcuaqteinq dejaba a una momia inconsciente en el suelo. “Aún hay esssperanza”, pensaba Axltsa. El otro lanzador intentó coger el balón, pero éste se le escurrió entre las manos, cayendo a los pies de otro esqueleto, que lo cogió haciendo un gran esfuerzo.

-¡¡¡Dejádmelosss a mí!!! – gritaba enfurecido Quetcuaqteinq mientras corría hacia donde estaba ese esqueleto.

Pronto le quitaron de en medio, y el esqueleto empezó a correr hacia el campo de los hombres lagarto. Corriendo más, y más, ante el asombro de Axltsa. “No ganaréis, malditos…”, resonaba la voz una y otra vez en la cabeza de Axltsa, que no podía hacer otra cosa que observar y rezar a Sotek.

-Sssotek, por favor haz algo. -murmuró.

El esqueleto, que parecía ya correr sólo por inercia, cayó. El público enloqueció.

-¡Sssí!- celebró enloquecido Quetcuaqteinq, que aprovechaba para derribar un blitzer y aplastarlo en el suelo.

Sonó la bocina que indicaba el final del partido, casi inaudible por el griterío del público, que habría superado la indignación provocada por tanta falta. Los hombres lagarto ganaban gracias al solitario tanto de Axltlaqs en la primera parte, resultando así premiado el juego limpio. Los comentaristas, para contrarrestar un poco el daño hecho por la violencia de las momias y los esqueletos, decidieron darle el trofeo a mejor jugador a Uazyolt, que había sido el peor parado de todos los lesionados.

No sólo eso, el público dedicó una ovación a los hombres lagarto cuando se retiraban, y en especial a Kroqlantha, Oatluaxtilt y Oatlgorodon, que habían estado todo el partido recibiendo golpe tras golpe de las temidas momias. El entrenador rival, Ekin, asentía con la cabeza dando la razón al respetable. Aún así, parecía satisfecho con tanta lesión.

Las cosas volvían a tornarse algo más positivas para Axltsa. Después de aguantar las pesadillas y el acoso de “la voz”, volvían a ganar. Además, parecía que Sotek seguía ayudándoles de alguna manera, o eso era lo que creía el eslizón.

Pero, al parecer, habían pagado un caro precio por esta victoria. El próximo partido seguramente tendrían que jugarlo con un equipo de circunstancias.
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Un destino que no está escrito Empty Valkyrie Wings 0 - Guardianes de Sotek 3

Mensaje  GaBiLLaS Vie 17 Jun 2011, 23:46

El silencio en el vestuario era total. Los saurios permanecían mirando al suelo, y nadie soltaba una palabra. El anuncio del entrenador Gabillas informándoles que Uazyolt iba a tener que abandonar el equipo por su lesión de espalda había caído como un mazazo en el seno del equipo. No sólo iban a tener que prescindir de dos estandartes del equipo, como eran Oy del Sol y Uazltz, sino que uno de sus compañeros se veía obligado a abandonar. En su lugar había llegado otro saurio llamado Hoamiq-shi, uniéndose así al conjunto de caras nuevas que estaban llegando esta temporada: los eslizones Xholtenqzh y Tehekailtz.

“El partido contra lasss momiasss nosss ha passsado factura de verdad”, pensaba Axltsa, sin saber cómo romper el silencio que reinaba en el ambiente. Finalmente Slibli, que hoy también les iba a echar una mano debido a la plaga de lesiones, dio un paso al frente y se dirigió a todos:

-Sssé que esssta noticia osss essstará afectando gravemente, como esss lógico. Pero essste deporte esss realmente duro, y no todosss sobreviven. Debéisss essstar contentosss porque la muerte no ssse lo haya llevado, como ya hizo con muchosss de misss antiguosss compañerosss, tantosss que al final me vi obligado, sin equipo, a colaborar con la organización, ayudando a mi raza, a cambio de tan sssólo algunasss monedasss de oro para poder sssubsssissstir y ssseguir practicando essste deporte, que esss para lo que nací.

“Ahora sssólo podéisss hacer una cosssa. Sssalir ahí, luchar, y ganar, para poder dedicárssselo en vida. Debe sssentirssse afortunado de haber formado parte de essste grupo. Essstáisss muy cerca trasss tanta victoria, y la gloria osss essspera. Ahora cogedla.”

Slibli, que nunca había hablado tanto antes, se apartó, mientras los saurios lo miraban con cierta admiración. El fuego volvía a llenar las miradas de todos los hombres lagarto. Y mientras, Gabillas y el hechicero, asentían orgullosos. El propio hechicero aprovechó y se acercó a Quetcuaqteinq y Oatluaxtilt para darles unas pociones:

-Tomadlas, os darán más fuerza.

Los saurios se miraron extrañados, pero se las bebieron de un trago, para después devolverle los frascos al hechicero y salir corriendo al campo junto al resto del equipo.

El rival esperaba ya en el campo. Se trataba un grupo de guerreros del norte, que iban ataviados con lo justo y con cascos rematados con cuernos. En el centro destacaba la figura de una bestia peluda más grande incluso que Kroqlantha.

-Esss un yeti. Y losss dosss peludosss másss pequeñosss que essstán a sssu lado ssson hombresss lobo nórdicosss. – le dijo Otlpita a Axltsa al ver la cara de extrañeza que ponía éste al mirar a la abominación.

Esta vez les iba a tocar defender al principio, así que Axltsa temió que el empuje de semejantes bestias causara más bajas en el equipo muy pronto. Aunque pensaba que después de lo vivido contra las momias nada podría ser peor.

Se realizó el saque y, su lanzador, rápidamente corrió hacia donde iba a caer el balón, sin éxito para cogerlo al vuelo. El yeti, plantado delante del valiente Slibli, sólo hacía que rugir, sin hacer mucho más. Cosa extraña, teniendo en cuenta que el juego ya había empezado. Tanto había empezado que a Axltsa no le dio tiempo ni a correr cuando un berserker le tiró y le aplastó contra el suelo, haciéndole crujir todos los huesos del cuerpo. El dolor era insoportable, así que no pudo seguir jugando. Aguantando como pudo el dolor, se quedó en la banda para poder ver el partido, abatido por la mala suerte del inicio.

Pero, para tranquilidad de Axltsa, su lanzador era incapaz de coger el balón, y Quetcuaqteinq aprovechó para abrir un hueco y acercarse al mismo.

-¡Vamosss, esss nuessstra! – le gritaba a los compañeros.

Axltlaqs no tardó en entrar y acercarse, al igual que Oatluaxtilt que pronto llegaba al lado del balón. Huan de la Desesperación, que llegaba desde las primeras posiciones de la defensa en la banda derecha, llegó hasta el balón dándose una gran carrera, e incluso guardando fuerzas para retirarse del lanzador una vez cogido el mismo. Slibli mantenía entretenido al yeti, así que todo iba bastante bien. Pero pronto Huan fue derribado desde atrás por un hombre lobo que se lanzó a por él. El otro lanzador esquivó a Oatluaxtilt y recogió el balón de nuevo.

Harían falta más efectivos en la zona, así que Axltlaqs se libraba de su doble marcaje en el medio para acercarse. Oatluaxtilt cargaba en seguida contra el portador del balón y le daba un golpe terrible, que lo dejó al borde de la muerte atendido por los médicos fuera del campo. Poco podían hacer ya los nórdicos, que estaban muy desperdigados por el campo, y el balón estaba rodeado de hombres lagarto. Tanto era así que Huan se levantó y volvió a recoger el balón, para salir corriendo como una bala hacia la línea de touchdown.

-Vamosss marca. – gritaba Axltsa desde la banda.

Huan siguió corriendo, con la lengua fuera, pero trastabilló justo al llegar al final, dejando salir el balón fuera del campo. “No puede ssser.”, se lamentaba Axltsa. Y la desesperación del eslizón fue a más cuando vio como el público devolvía el balón a la zona del medio donde se encontraban los dos nórdicos que había dejado atrás Axltlaqs. Uno de ellos lo cogió y corrió hacia la otra banda, cerca del yeti. Axltsa daba el punto por perdido, maldiciendo la mala suerte, pero no había contado con las nuevas incorporaciones. Y fue Hoamiq-shi, el nuevo saurio, el que corrió hacia el corredor nórdico y lo tumbó de un golpe, haciéndole perder el balón, que quedaba a sus pies.

Kroqlantha se acercó a la zona para cubrir el balón, como le ordenaba Gabillas. Hoy el kroxigor parecía más concentrado de lo habitual. Con Slibli, que estaba haciendo un trabajo encomiable, entreteniendo al yeti y Kroqlantha y Hoamiq-shi protegiendo el balón, la situación parecía estar controlada de nuevo. Axltlaqs y Otlpita andaban cerca del balón ya, así que pronto lo cogerían. De hecho, un rival, ante la amenaza inminente, se precipitó queriendo esquivar a Oatlgorodon, y cayó al suelo, dejando vía libre a Otlpita para que cogiera el balón y se lo entregara a Axltlaqs, que se fue hasta la línea de touchdown en un abrir y cerrar de ojos, ante los tímidos aplausos del público.

Un rival, dando el punto por perdido, decidió pisar a Slibli tras uno de los derribos del yeti, que lo había estado tratando como un saco de boxeo. Pero ese día el árbitro no estaba por la labor de permitir ciertas cosas, y le expulsó sin rodeos. Finalmente Axltlaqs anotaba el touchdown, celebrado por el público con menor intensidad que el pisotón.

¡¡¡GRAN DEFENSA DE LOS GUARDIANES DE SOTEK, CON UNOS ESLIZONES MAGISTRALES!!!

El hechicero, que había aparecido a su lado sin hacer el menor ruido, le dijo a Axltsa en cuanto paró la megafonía del estadio:

-Tu primo parece incluso mejor que tú.

Axltsa lo miró sonriente, pero no dijo nada. Seguramente tenía razón, Axltlaqs estaba demostrando estos días ser realmente ágil. Gracias a él ya iban ganando 1-0, y esto acababa de empezar.

Los hombres lagarto realizaron otro saque, que fue realmente corto. Pero con tanta suerte que cayó justo en el medio del campo, delante de Kroqlantha.

-A ver quién esss el valiente que lo coge de ahí. – le dijo Axltsa a su entrenador, satisfecho.

-¡Kroqlantha, mantén la posición! – aprovechó Gabillas para gritarle al kroxigor.

Un saque así sólo podía ser fruto de la suerte, y había que aprovecharlo. Pero su lanzador no debía tener ni pizca de miedo, porque fue directo a coger el balón y lo consiguió. Pero en seguida recibió un mamporro de Oatluaxtilt, que se lo hizo soltar ipso facto, yendo éste hacia la izquierda, hasta caer detrás del yeti. Otra vez estaba libre para que un eslizón lo cogiera. Y así lo hizo Xholtenqzh, que corrió con él hacia campo contrario, dispuesto a marcar. El resto de eslizones lo seguía de lejos, y parecía que podrían volver a marcar, porque los nórdicos estaban en su mayoría embarullados en el medio del campo.

Pero uno de ellos consiguió esquivar a Quetcuaqteinq para cargar sobre Xholtenqzh, que cayó al suelo pegado a la banda, junto con el balón. Pronto se levantó, para ayudar a que Huan de la Desesperación, cargando desde atrás, apartara al rival del balón. Era realmente difícil que algún eslizón llegara a ese balón a tiempo para marcar antes del descanso, que se aproximaba. Sólo Otlpita tenía una mínima posibilidad, y así lo hizo. Esquivó una, dos y hasta tres veces a sus rivales para llegar al balón, recogerlo y seguir corriendo hasta casi perder el aliento, lanzando el balón contra el suelo en la zona de touchdown con gran desahogo.

¡¡¡INCREÍBLE, LO HA HECHO!!! ¡¡¡ESE ESLIZÓN HA MARCADO!!! ¡¡¡OTLPITA, SÍ, RECUERDEN ESE NOMBRE!!! ¡¡¡UNA ACCIÓN ANTOLÓGICA!!!

La megafonía sonaba a todo volumen, pero más que eso, a Axltsa, que no cabía en sí de gozo, le parecía que el problema era que el público no hacía casi ruido. Parecía que el 2-0 no entusiasmaba a gran parte del respetable, que aplaudió más cuando, después del último saque de la primera parte, en una jugada rápida, el yeti dejaba a Oatluaxtilt inconsciente y el berserker aplastaba a Huan de la Desesperación, haciéndole seguir el mismo camino que había seguido antes Axltsa. Xholtenqzh, enfadado por la violencia de ese jugador, aprovechó para pisarle la cabeza antes de que se levantara, dejándole inconsciente sin que el árbitro se diera ni cuenta.

-¡Muy bien! – le gritaba Axltsa, alegrándose de que semejante asesino no volviera a aparecer en todo el partido.

Juntos, Huan y él, se las arreglaron para despertar durante el descanso a Oatluaxtilt para que volviera al campo, pero aún así eran sólo diez. Miraron a su entrenador. Gabillas miró a los lados y se fijó en Tehekailtz, que lo miraba ansioso por debutar.

-Es tu turno. – le dijo.

Y el eslizón salió pleno de alegría al campo.

Bastaba con mantener la posesión de la pelota toda la segunda parte para ganar. Las cosas estaban muy de cara después de la fulminante primera parte. Pero las escasas bajas sufridas por los rivales iban a hacer difícil esta misión. Para ir prácticamente desnudos, estos nórdicos aguantaban los golpes como nadie. Cosa que parecía no gustarle a Quetcuaqteinq, por los comentarios que había hecho en el descanso.

Pero pronto lo arregló. Nada más sacar le rompió las costillas a un corredor nórdico, para regocijo propio, posibilitando que Otlpita cogiera el balón y se cubriera detrás de los saurios en el medio sin mucho peligro cerca. Axltsa estaba confiado, porque siempre les quedaría el hechicero si la cosa se ponía fea. Sólo deseaba que no hubiese más lesiones. Pero sus deseos no se vieron recompensados. En seguida vio como un hombre lobo, con más fuerza de lo habitual, golpeaba con sus garras a Oatlgorodon en el ojo, dejándole casi tuerto. Tendría que abandonar el partido.

-Essstasss pocionesss no funcionan. – le comentaba Oatluaxtilt contrariado a su compañero Quetcuaqteinq.

-Esss verdad. Hasssta essse lobo tiene másss fuerza que nosssotrosss. – le respondió su compañero.

Oatluaxtilt quiso abrir hueco para su compañero portador del balón y se lanzó contra el rival que acababa de dejar a Xholtenqzh inconsciente, pero calculó mal el golpe y se cayó de bruces al intentarlo. Sin darse cuenta había dejado a Otlpita sin protección, y éste fue derribado por el hombre lobo contusionándole y lanzando el balón entre Tehekailtz y Tza-oatl del Oro.

Los nórdicos habían salido a por todas, causando un gran número de bajas demasiado pronto. Envalentonados por tan contundente inicio, debieron ver posible la remontada, y uno de los corredores se aventuró a coger el balón entre los dos hombres lagarto, pero fue incapaz, desplazando este un poco a la derecha, en medio de un gran barullo. Los golpes se sucedían uno tras otro y, entre la multitud, Tehekailtz, que demostraba haber empezado con muchas ganas, no dudó en cogerlo y salir de allí a toda velocidad. Pero fue interceptado por un rival contundentemente, cayendo preso de la inconsciencia.

Cada vez había menos eslizones y los saurios con Kroqlantha se veían obligados a dar y recibir golpes sin parar, sin poder evitar que un nórdico recogiese el balón del suelo dispuesto a pasar a un compañero desmarcado. El hechicero, muy pendiente de esta situación, ya estaba abriendo su libro de conjuros, pero lo cerró en cuanto vio que el pase era fallado y el balón volvía al barullo. Fue cambiando de manos, entre golpe y golpe, hasta que Kroqlantha despejó la zona y quedó dispuesto a ser recogido por el único eslizón que quedaba.

-¡Vamosss Axltlaqs! – gritaba Axltsa desde la banda.

Su primo lo cogió y salió de allí a toda velocidad, pero pronto fue derribado por el camino. Suerte que Kroqlantha estaba muy atento, y volvía a despejarle el camino cuando vio que el rival era incapaz de recogerlo del suelo. La cara de Gabillas era una mezcla de satisfacción y curiosidad por el gran partido que estaba haciendo el kroxigor, que podía campar a sus anchas gracias a la ayuda de Slibli, que había mantenido entretenido al yeti todo el partido. La capacidad de aguantar los golpes de este jugador era digna de ver.

Axltlaqs lo volvió a coger, para seguir avanzando. Esto debió poner nervioso al yeti, porque, aburrido de golpear sin parar a un rival que se levantaba una y otra vez, no prestó atención al contraataque de Slibli y cayó al suelo sin saber muy bien el porqué. Esto fue suficiente para que Axltlaqs acabara fuera del alcance de cualquier rival, para poder anotar a placer justo después de ver como a Kroqlantha le pasaba algo parecido a lo del yeti, pero cayendo en la inconsciencia por su torpeza. El 3-0 ya se reflejaba en el marcador.

¡¡¡ATENTOS A ESTA JOVEN PROMESA DEL BLOOD BOWL!!! ¡¡¡SE LLAMA AXLTLAQS!!!

El público no parecía muy contento con un resultado tan abultado. La mayor parte debían ser nórdicos, porque incluso empezaron a lanzar piedras al campo. Axltsa no pudo ver muy bien qué artilugio usaron, pero una piedra de gran tamaño llegó a mucha velocidad al campo, con tan mala suerte que golpeó en la cabeza de Oatluaxtilt. Semejante impacto podía haberlo matado, pero los médicos llegaron a tiempo de coserle la gigante brecha que tenía en la cabeza y salvarle.

Ante semejante panorama, Axltsa ni se había dado cuenta de que se siguió jugando un rato más. Lo suficiente para que todavía se torciera la cosa. El yeti, frustrado por el partido, no tuvo otra cosa que hacer que romperle la rodilla al novato Hoamiq-shi justo antes de que el árbitro pitara el final del partido para evitar más desgracias.

Un gran resultado, pero con gran mala suerte al final. Axltsa se temía que, tarde o temprano, el saurio iba a tener que seguir el mismo camino que había seguido su predecesor. No era bueno empezar tu carrera con una lesión grave de rodilla, podría acarrear graves consecuencias.

Por supuesto, los comentaristas decidieron nombrar mejor jugador a Otlpita, por la gran jugada del segundo tanto. Premio recomendado por el entrenador rival, elmonjo, que demostró una gran deportividad en la derrota, al contrario que su público. Pero Axltsa no prestó mucha atención a todo esto, porque seguía preocupado por su compañero recién llegado.

-Sssotek, por favor, ayúdale. – murmuró.

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Un destino que no está escrito Empty Guardianes de Sotek 2 - Juventus de Teleafónica 1

Mensaje  GaBiLLaS Jue 23 Jun 2011, 13:27

Las plegarias de Axltsa no habían tenido respuesta, y Hoamiq-shi se había visto obligado a abandonar prematuramente el equipo, debido a su lesión de rodilla. En su lugar llegó Kaili del Amanecer. Tal vez este saurio sí encontrara su lugar en el equipo. Debutaba en un partido con poco riesgo de salir lesionado, así que esto podría ser positivo. Aunque Axltsa no lo tenía claro, porque la última vez que habían jugado contra skavens habían salido la mitad lesionados, sin poder hacer nada para evitar la derrota.

“Esssta vez ssserá diferente”, pensó el eslizón. Estaba confiado porque le encantaba la lluvia, y ese día no paraba de llover. En frente, sus rivales, aparecían totalmente calados hasta los huesos, con sus pelos chorreando agua sin parar. Su rata ogro daba una imagen muy poco fiera toda empapada de agua. En cambio, los saurios parecían cobrar fuerza del agua que resbalaba por sus escamas brillantes. Aún así, el brillo maléfico en los ojos de los skavens nunca auguraba nada bueno.

-Sssiempre he odiado a esssosss malditosss ssskavensss. – le dijo Uazltz, mientras esperaban juntos el saque del rival.

-No te preocupesss, Sssotek essstá con nosssotrosss. – le respondió Axltsa.

El saque volaba directo a las posiciones ocupadas atrás por Otlpita y Tehekailtz que, inexplicablemente, había salido en sustitución de Axltlaqs. El entrenador parecía haberle cogido un cariño especial al recién llegado, o tal vez estuviera reservando a uno de sus mejores jugadores para la segunda parte.

El balón hizo un extraño y acabó en la banda derecha, justo al lado de Huan de la Desesperación, que lo miraba ávidamente según caía. Mientras tanto, los saurios no perdieron el tiempo y comenzaron a tomar el control del medio del campo. Quetcuaqteinq, ayudado por dos compañeros, cargo brutalmente contra la rata ogro y la contusión provocada en el golpe la dejó fuera de combate.

-Esssa no volverá a molessstar. – se oyó decir al saurio.

-¿Cómo hacer essso? – Kroqlantha parecía tan impresionado de la brutalidad de su compañero que era incapaz de hacer otra cosa que no fuera rascarse la cabeza.

Axltsa sintió que las cosas iban a ser fáciles, porque Huan no tenía problemas en recoger el balón y ponerse a cubierto. Pero, de repente, sonó un crujido. Axltsa se giró hacia la fuente del sonido y vio a su compañero Uazltz tirado en el suelo, inmóvil, parecía haber recibido un duro golpe en la cabeza. Un blitzer skaven, a su lado no paraba de reírse mientras se lo llevaban a la enfermería. Y señaló a Axltsa:

-Tú serás el próximo, jijiji.

Axltsa, sin amilanarse, corrió hacia el campo contrario para buscar un desmarque. Pero pronto lo cubrieron. Para entonces, Kroqlantha ya había espabilado y, gracias a su cola prensil, el propio blitzer cayó al suelo mientras intentaba hacer daño por detrás de la formación de ataque que habían formado los hombres lagarto. Avanzando poco a poco, golpeaban a las ratas que se ponían por medio una y otra vez. Éstas aguantaban los golpes valientemente, algo raro para tratarse de skavens. Una y otra vez, una y otra vez,… ¿una y otra vez?

-Axltsa, dessspierta… ¡Axltsa!

El eslizón, aturdido, abrió los ojos. Se encontraba en el banquillo, con Huan de la Desesperación mirándole. Se oía al público gritar.

-¿Qué? ¿Qué ha passsado? – preguntó.

-¡Hemosss marcado! Essso dice el míssster, yo acabo de dessspertarme, también me cazaron. Toma un trago de esssto. Esss Nenasss Bloodweissser. – fue la respuesta de su compañero, mientras le tendía un recipiente lleno de la famosa bebida.

Axltsa se lo bebió de un trago, y empezó a encontrarse mucho mejor. En seguida, se fue hacia su entrenador y le pidió que le contara lo que había pasado. Éste le respondió:

-Mira, nos lo han puesto realmente difícil. Esas malditas ratas aguantaban hasta los aplastamientos de Quetcuaqteinq. Y encima, para sorpresa nuestra, uno de esos corredores de alcantarillas es capaz de saltar por encima de otros jugadores. Así que se metió dentro de nuestra “caja” y a punto estuvo de robarnos el balón. Por suerte, fuimos capaces de recuperar el control, y Otlpita se encargó de llevar el balón hasta el final para marcar en el último momento.

-¿Y sssu blitzer? – preguntó Axltsa.

-Kroqlantha se encargó de él. Ya no molestará más.

Axltsa miró a Huan y, señalándole preguntó:

-¿Por qué Huan de la Desssesssperación essstá también ahí?

-Intentó desmarcarse igual que tú. – dijo Gabillas sonriendo pícaramente.

Axltsa miró al campo, con sus compañeros celebrando el tanto recién marcado. Allí estaban todos, contentos, con los saurios rugiendo al cielo. Pero algo echaba en falta, no estaban todos.

-¿Dónde essstá Tza-oatl del Oro?

-Esas malditas ratas lo han lesionado, no sé como lo hacen para causar tantas bajas y resistir tanto. Menos mal que nos libramos pronto de su rata ogro, que si no… en fin. ¡Venga! Preparaos, que tenéis que salir de nuevo. – el entrenador le dio una palmada en la espalda mientras le señalaba el terreno de juego.

Axltsa salió acompañado de Huan para unirse a sus compañeros, que les recibieron plenos de energías. Tantas eran las energías que, nada más sacar, Oy del Sol ya estaba golpeando a sus corredores de alcantarillas. El resto permaneció atrás esperando a que el árbitro pitara para el descanso. Y así lo hizo.

Tras el descanso, todos salieron a enfrentarse a los skavens con energías renovadas, gracias a la ventaja en el marcador. El saque fue rápido, pero más rápidos fueron los hombres lagarto. Corrieron como locos al lugar donde iba a caer el balón, con las ratas asustadas por el empuje del rival. El balón caía directo al centro, y Otlpita extendía los brazos para cogerlo bajo la lluvia. Lástima que en el último momento se le resbaló de las manos y cayó al barro.

Tal empuje podía haber sido su perdición, cuando Axltsa veía como los rivales, se fueron abriendo hueco hacia el balón. Si conseguían cogerlo, en una jugada rápida podrían marcar. Por suerte, no consiguieron cogerlo del barro y, con un poco de empuje de Oy del Sol, se quedó libre para que Otlpita saliera del barullo y lo recogiera, para correr como una bala hacia el segundo touchdown del partido.

¡¡¡Y OTLPITA MARCA EL 2-0!!! ¡¡¡HOY ESTÁ HACIENDO UN PARTIDO MEMORABLE!!!

Por megafonía se deshacían en elogios a Otlpita, que se estaba convirtiendo con el paso de los partidos en el mejor eslizón del equipo. Axltsa no podía hacer más que admirarlo.

-Muy bien compañero. – le dijo.

-Había que darlesss caña a essstasss ratasss. – le dijo Otlpita mientras guiñaba un ojo.

Los hombres lagarto estaban lanzados y, en el siguiente saque, volvieron a correr antes que su adversario. Pero esta vez el balón llegó hasta el fondo del campo y, al parecer, salió fuera. Su lanzador lo recibió y, rápidamente, se lo dio a su corredor estrella, que pudo colarse por un hueco en la banda derecha con mucha agilidad.

Estaba casi en la línea de touchdown y, desde lejos, Axltsa contemplaba impotente cómo iba a marcar demasiado lejos como para poder hacer nada. “Esssosss corredoresss son realmente rápidosss”, pensó. Pero, para sus sorpresa, Axltlaqs y Huan, librándose del acoso rival, fueron igual de rápidos y entre los dos derribaron al corredor para hacer caer el balón fuera. El mismo fue devuelto a los pies de Quetcuaqteinq, que marcaba a otro corredor en el campo de los Guardianes de Sotek. Tehekailtz, que era el último eslizón en volver, intentó recogerlo pero, una vez más, el balón se resbalaba de las manos de su potencial portador.

Pese al esfuerzo de Huan y Axltlaqs, los skaven aún tenían posibilidades, y fueron acercándose uno tras otro al balón. El marcado por Quetcuaqteinq, contra todo pronóstico, se metió entre todo el mundo, esquivando una, dos, tres, cuatro, cinco,… y hasta ¡seis veces! a sus rivales para recoger y salir de allí con el balón en las manos. Aún así, tuvo tiempo para correr y correr pudiendo marcar el touchdown.

¡¡¡IMPRESIONANTE LA JUGADA DE ESE CORREDOR!!! ¡¡¡JUVENTUS DE TELEAFÓNICA SE NIEGA A DAR EL PARTIDO POR PERDIDO!!!

Axltsa se tapaba los oídos para no oír la megafonía, pero había que seguir jugando y proteger el balón. Quetcuaqteinq parecía enfadado porque alegaba que los skaven habían engañado al árbitro para hacerle ver que el balón en el saque anterior había salido fuera.

-No sssalió essse balón. Osss debería dar vergüenza jugar asssí. Aunque viniendo de unosss hombresss rata no me extraña que haya trampasss.

-Vamos a quemar todas vuestras selvas, jijiji. – se oyó decir a un corredor de alcantarillas por el fondo.

Esto era la chispa que hacía falta para encender a los hombres lagarto, que fueron en masa a comerse a los rivales. Por suerte, las fuerzas de seguridad acudieron a tiempo de separarlos a todos y que no ocurriera nada grave. Se podría continuar jugando. Se realizó el saque y cayó a los pies de Otlpita, que lo cogió y se quedó a esperar detrás de la línea de saurios, con Kroqlantha esperando que algún rival se acercara.

Eso intentaron, pero su corredor “roba-balones” cayó al intentar penetrar la formación. Los médicos fueron rápidos a ayudarle para hacerle salir de su inconsciencia. En esos momentos era el jugador más importante. Unas cuantas ratas más intentaban atacar por detrás, traicioneramente. Pero los hombres lagarto, en perfecta formación, esperaban inmutables a que cualquiera se acercara para dar buena cuenta de ella.

La primera en arriesgarse, ya desde el suelo derribada, intentó atacar a Tehekailtz pero, éste, en absoluta superioridad, se defendió de tal forma que la rata quedó inconsciente por el golpetazo. Quetcuaqteinq, impaciente y cabreado por los comentarios que habían soltado antes sus rivales, se lanzó a por uno de ellos y lo contusionó gravemente. La cara de satisfacción del saurio hizo sonreír a Axltsa. “Hoy ssse irá feliz a dormir.”, pensó. Xholtenqzh, consciente de que el “roba-balones” era el skaven más peligroso, fue sigilosamente a pisar su cabeza, aprovechando que seguía en el suelo. El resultado fue la vuelta a la inconsciencia del skaven. El árbitro debió pensar que era porque los médicos no habrían hecho bien su trabajo, y dejó seguir el juego.

Los skaven, derrotados, parecían no querer seguir presionando a su rival, así que Huan aprovechó para desmarcarse. Pero algo de orgullo les debía quedar, porque en seguida fueron a marcarle. Xholtenqzh fue a ayudarle, pero poco a poco las ratas que quedaban fueron a rodearles. Al ver que todo el mundo se agolpaba allí, los saurios fueron a despejar el camino, pero fue tarde, porque para cuando Otlpita quiso entregar el balón a Xholtenqzh, había todavía demasiados rivales, y éste fue incapaz de cogerlo. El árbitro pitó el final, y ambos equipos se retiraron del campo lanzándose varios insultos. Axltsa vio como uno de los corredores le hacía un gesto como de cortarse el cuello y señalándole, pero el eslizón no quiso mirar mucho más y se giró hacia su entrenador. Gabillas estaba disculpándose ante el otro entrenador, Lokiskaven, que a su vez también se disculpaba. Al parecer se conocían ya de otras competiciones.

Mientras le daban el trofeo al mejor jugador a su primo Axltlaqs, Axltsa corrió hacia la enfermería para ver qué tal se encontraban sus compañeros. En la puerta se encontró a Tza-oatl del Oro apoyado en la pared, dolorido.

-¿Qué tal essstáisss? ¿Dónde essstá Uazltz? – le preguntó al saurio.

Tza-oatl, mirándole con mucha seriedad, le respondió:

-Por mí no te preocupesss, no esss nada. A Uazltz ssse lo han llevado a un hossspital cercano, al parecer tenía una fractura en el cráneo.

Esto para Axltsa fue un mazazo. Se quedó en silencio mientras Tza-oatl lo miraba, pensativo. Probablemente estaría pensando lo mismo que él. Axltsa no quería que otro compañero abandonara el equipo. Así que rezó por Uazltz.
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Mensaje  Tossferina Lun 27 Jun 2011, 15:18

Les vas a coger tirria a las ratas Guiño
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Mensaje  GaBiLLaS Lun 27 Jun 2011, 16:23

En cierto modo, me he quitado la espinita ganando a un equipo skaven por fin.
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Mensaje  Lokiskaven Lun 27 Jun 2011, 16:53

Yo a lo que le estoy cogiendo ojeriza es a las anticipaciones, jejejeje. Un verdadero placer Gabillas, me da cosa escribir la cronica, despues de leer la tuya, jejejeje.
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Mensaje  GaBiLLaS Lun 27 Jun 2011, 17:18

Escríbela hombre! Para dos escritores que somos en primera... xD
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Mensaje  Lokiskaven Lun 27 Jun 2011, 17:39

GaBiLLaS escribió:Escríbela hombre! Para dos escritores que somos en primera... xD

Ya está, jejejeje, que me daba un poco de pereza, jejejeje.
Es verdad, que sosos están todos, mira que a mi no se me da muy allá el escribirlas pero por lo menos cuentas un poco tu historia del encuentro y como te machacan, jejejeje.
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Un destino que no está escrito Empty Zatanazez del Infierno 1 - Guardianes de Sotek 2

Mensaje  GaBiLLaS Jue 30 Jun 2011, 00:43


-Tendrá que tener más cuidado con los golpes a partir de ahora. Y va a necesitar un protector especial en la cabeza. – dijo Gabillas.

Axltsa le había preguntado al entrenador por el estado de su compañero Uazltz, que no iba a disputar el encuentro contra los orcos de hoy debido a su lesión. Se sintió un poco más tranquilo al saber que el eslizón no abandonaría el equipo, pero en el fondo sabía que la lesión pondría en serio peligro su vida cada vez que jugara. Sin tiempo para pensarlo mucho más, fue empujado por su entrenador al campo para que diera comienzo el encuentro.

Allí esperaban sus compañeros, preparando ya la formación que su entrenador les había propuesto. Le saludaron al llegar.

-Hoy sssaldremosss líderesss de aquí. – se oía decir a Tza-oatl del Oro.

De hecho, si empataran este partido, lo más seguro sería que el equipo de hombres lagarto se clasificaría como primero de grupo para los play-offs. Pero Axltsa no pensaba mucho en ello, ya que él tenía la sensación de que habría algo más importante esperándoles que el hecho de ganar un campeonato. “El dessstino de losss Guardianesss de Sssotek essstá másss allá de cualquier trofeo.”, se dijo a sí mismo, mientras Tza-oatl del Oro seguía animando a todos sus compañeros.

De repente, empezaron a entrar los orcos, haciendo resonar todo el estadio con el traqueteo de sus armaduras al correr. Los Zatanazez del Infierno pronto formaron compactamente en el medio del campo, dejando esa zona totalmente impenetrable a cualquier intento de avance que pudieran tener los hombres lagarto en los primeros compases del partido, ya que les tocaría atacar primero. Nadie pareció darse cuenta, excepto Axltsa, de cómo uno de ellos le dio una bolsita al árbitro según entró al campo. Axltsa tardó poco en entenderlo:

-Tened cuidado cuando essstéisss en el sssuelo, sobre todo tú, Quetcuaqteinq. – gritó a sus compañeros.

Quetcuaqteinq asintió mirando a Axltsa, en señal de agradecimiento.


Y así fue, los orcos patearon el balón al centro del campo de los hombres lagarto, y fue rápidamente recogido por Otlpita, que corrió para ponerse detrás de la línea de saurios cuando ya habían despejado la primera línea.

El público se vino arriba cuando los orcos empezaron a moverse, para cerrar los huecos y, uno de ellos, presionar por detrás a los eslizones. Kroqlantha, sorprendido por la reacción del público, se quedó un rato pensándose qué hacer. “Vamosss, Quetcuaqteinq…”, pensó Axltsa al ver como el saurio trataba de aplastar al blitzer que intentaba molestarles. Pero éste no consiguió su objetivo. En cuanto los eslizones vieron que el blitzer iba a levantarse de nuevo, corrieron hacia la derecha, siempre detrás de la línea de saurios, que eran incapaces de avanzar ante la dureza de los orcos.

La batalla empezó a ser cada vez más cruenta. Mientras los orcos se esforzaban en presionar y romper todo intento de formación de los hombres lagarto, éstos resistían las embestidas, provocando que Otlpita volviera a moverse hacia la izquierda esta vez, trasladando el balón detrás de Quetcuaqteinq y Tza-oatl del Oro, que se habían quedado en la derecha algo solos. Pero no todos los eslizones fueron capaces de llegar. Axltsa fue estorbado cuando trataba de seguir a sus compañeros, golpeándose contra el suelo.

-Vamosss, levántate. – le apremiaba Otlpita, viéndose desprotegido.

Por más que Axltsa lo intentó, no pudo. El dolor era demasiado intenso. Así que los asistentes le tuvieron que ayudar a salir del campo, magullado. Nada más llegar a la banda se giró para ver como se desarrollaba la situación. Para cuando miró, un blitzer orco (debía ser la estrella del equipo por la cantidad de piezas de armadura que llevaba) había derribado a Otlpita, haciendo salir el balón fuera. Un aficionado que pasaba por allí lo lanzó de nuevo al campo, haciéndolo caer lejos del alcance de cualquiera, en el campo de los Guardianes de Sotek, muy cerca de la línea de touchdown propia.

Los orcos avanzaban, pero no lo suficiente. Axltsa, después de observar como un línea orco se lesionaba al intentar salir del acorralamiento de Oy del Sol contra una banda, se dio cuenta de que todavía había una oportunidad. Kaili del Amanecer, el nuevo saurio, se aproximaba hacia el balón dispuesto a protegerlo.

-Vamosss Axltlaqs, tu puedesss. – no tuvo otra cosa que decirle a su primo, que parecía ser el único eslizón capaz de llegar a ese balón.

Axltlaqs le miró, y en seguida se deshizo de su defensor para correr a recoger el balón. Ante el éxito de su compañero, Huan de la Desesperación decidió hacer lo mismo para bajar a cubrirle. El barullo en el medio del campo estaba servido, pero dos blitzers orcos no dudaron en ir a presionar al portador del balón. Por suerte, Kaili les pudo mantener a raya mientras Axltlaqs salía de allí hacia la banda izquierda, donde la cosa parecía más controlada, ya que Oy del Sol acababa de lesionar allí a un orco negro.

Los orcos intentaron tapar a duras penas esa banda, pero pronto Tza-oatl del Oro abrió un hueco, por donde se coló junto a otros dos saurios para proteger al eslizón, que se metió también pegándose al máximo a la banda. Mientras tanto, Kroqlantha se dio de bruces contra un rival y no pudo ayudar nada, y mucho menos desde el suelo, que es donde acabó. Pero el daño ya estaba hecho, sus compañeros habían penetrado la defensa rival, y los pocos orcos que se libraban del barullo del mediocampo parecían incapaces de hacer frente a tres saurios. Intentaron presionar, e incluso un blitzer valiente intentó lanzarse por un mínimo hueco hacia Axltlaqs, pero acabó en el suelo mucho antes de siquiera rozarle. Así que, con Kroqlantha todavía rascándose la cabeza en el suelo, Axltlaqs corrió hacia el primer touchdown poniendo el 1-0 en el marcador en el último suspiro.

¡¡¡NADIE PENSABA QUE LOS HOMBRES LAGARTO FUERAN A SER CAPACES DE MARCAR EN ESTA PRIMERA PARTE!!!

La megafonía resonaba a todo volumen, y Axltsa casi no pudo reprimir un quejido cuando al celebrar el tanto empezaron a dolerle todos los huesos del cuerpo. Axltlaqs corrió a dedicárselo:

-Primo, al final voy a ssser mejor que tú.

-No lo dudo, Axltlaqs.

Su primo se marchó dedicándole un último guiño antes de ponerse en formación para el último saque de la primera parte, que sería de puro trámite.

Cuando los hombres lagarto salieron al campo el público, en su mayoría orcos, no paraba de abuchearles. "Parece que a losss orcosss no lesss gusssta nada perder", pensó Axltsa. La cosa se fue calentando, y para cuando se realizó el saque, una lluvia de piedras llenó el campo donde estaban los hombres lagarto. La mayoría iban dirigidas a Axltlaqs, así que al final dieron en su objetivo. Tras los impactos, el eslizón quedó en el suelo aturdido. Los orcos, haciendo gala de poca deportividad, empezaron a atacar sin esperar.

Su lanzador había cogido la pelota muy cerca del mediocampo, así que los hombres lagarto tuvieron que organizar la defensa precipitadamente. Todos los orcos se fueron apelotonando en el centro pero, extrañamente, el lanzador se quedó en la parte de fuera de semejante pelotón verde. “Algo raro passsa aquí.”, pensó Axltsa. Kroqlantha se había metido en medio de todos los orcos, con ánimo de apresar al lanzador. En cuanto hubo hueco, Tza-oatl del Oro se lanzó contra el portador del balón.

-Vamosss. – gritó Axltsa.

Pero, de repente, el orco hizo un pase precipitadamente a un blitzer que tenía al lado. Así que, para cuando Tza-oatl del Oro le derribó, el balón ya había pasado a manos de otro orco. Sin apenas darse cuenta, los hombres lagarto se veían a merced de un pelotón de orcos, que no tardaron en derribar a la mitad del equipo, ante el asombro de Axltsa. Primero fue Huan de la Desesperación el que salió de allí lesionado. Luego, con Tza-oatl ya en el suelo, fue Kroqlantha quien fue derribado y pisoteado. El kroxigor tuvo que abandonar dolorido el encuentro ante la impasividad del árbitro, claramente sobornado.

-Esssto esss un asssco, ¿por qué ssse permite esssto?- dijo Axltsa al aire, ante las carcajadas de los fans orcos que tenía cerca.

Para entonces, el blitzer con el balón, ya había cargado contra Axltlaqs para entrar por la banda izquierda, directo a marcar. Oatluaxtilt y Xholtenqzh trataron de frenarlo, pero pronto llegaron cuatro compañeros orcos para apartar a los "estorbos". El empate era ya más que inminente. Pero, una pequeña sensación de esperanza invadió a Axltsa cuando vio como Tza-oatl del Oro se abría paso desde el barullo para acabar cargando contra uno de esos cuatro orcos. El empuje fue tan violento, que ambos acabaron en el suelo. Así que al final no sirvió de nada y el blitzer pudo marcar el 1-1.

¡¡¡QUÉ JUGADA ORCA!!! ¡¡¡LOS ZATANAZEZ DEL INFIERNO MARCAN RAPIDO Y QUIEREN IR A POR EL LIDERATO!!!


Axltsa, indignado, vio como además Quetcuaqteinq venía arrastrado por los asistentes camino del banquillo. Los orcos, en medio del barullo, le habían golpeado muy duramente. Además, Xholtenqzh permanecía inconsciente en el suelo por los pisotones que le habían dado justo antes de marcar.

-Me comeré a essse árbitro cuando sssalga de aquí. – dijo Quetcuaqteinq al ver cómo traían el cuerpo de su compañero.

-Tehekailtz, es tu turno. – Gabillas dio una palmadita en la espalda al eslizón, que esperaba impaciente en el banquillo. Éste salió corriendo hacia el campo, dispuesto a dar lo mejor de sí mismo.

Sería muy difícil mantener ese resultado. Sólo contaban con cinco saurios y tres eslizones. En cambio, los orcos contaban con diez efectivos. Puede que fueran a perder el liderato, pero a Otlpita se le veía decidido a impedirlo. Esperó la caída del balón, mientras los saurios iban despejando la primera línea. En cuanto pudo, lo cogió y se fue detrás de los saurios, siempre seguido por Kaili del Amanecer. Tehekailtz, jugándose el tipo, se puso a estorbar un poco más adelante, para entorpecer el movimiento de la defensa orca.

Los orcos no tardaron en presionar, dispuestos a desmontar las defensas rivales y robar el balón. Pero los saurios resistían ferozmente, aguantando las líneas como podían. Incluso Oy del Sol fue capaz de dejar a un orco negro inconsciente mientras Otlpita esquivaba los lugares más peligrosos del medio del campo, siempre seguido por Kaili. Ahora Tehekailtz se había escabullido para tapar la retaguardia, así que fue Axltlaqs el que se envalentonó y corrió rápidamente hacia el campo rival, pidiendo el balón. Esto hizo dudar a los orcos, que tuvieron que frenar su empuje y mandar dos efectivos a cubrir al eslizón.

Mientras tanto, un blitzer pudo pasar por detrás de los saurios, gracias a que habían dejado fuera de combate a Oy del Sol, y fue capaz de cargar contra Tehekailtz, que aguantó la embestida como buenamente pudo. El orco rozaba prácticamente el balón con sus manos, y otro de ellos estaba aprovechando para desmarcarse en busca de un pase rápido de contraataque. “Nosss van a ganar.”, pensó Axltsa.

Otlpita tenía dos opciones: arriesgar e intentar ganar el partido, o seguir huyendo para proteger el balón. Axltsa contemplaba desde el banquillo al eslizón indeciso, mientras Kaili cargaba contra el desmarque, sin conseguir derribarle. De repente, Tza-oatl se abrió paso y fue a ayudar a los eslizones.

-Tenemosss que arriesssgarnosss. – decía el saurio.

Tehekailtz, al verlo, empujó al blitzer para apartarlo de Otlpita, que no dudó más y corrió con paso firme hasta su compañero Axltlaqs. Éste atrapó el balón, esquivó, no sin dificultades, a sus dos defensores, y llegó con la pelota a la zona de touchdown, marcando el 2-1 entre los abucheos del público.

¡¡¡ÉSTE ESLIZÓN ECHA POR TIERRA TODAS LAS ESPERANZAS ORCAS!!! ¡¡¡SE LLAMA AXLTLAQS, RECUERDEN ESE NOMBRE!!!

Axltsa, ensordecido por los altavoces del estadio, no podía dejar de pensar en lo poco útil que estaba siendo para el equipo últimamente, quedando siempre fuera de combate por los golpes del rival. En cambio, su primo Axltlaqs, cada día era más decisivo en las jugadas de su equipo. Pero, en el fondo, no le importaba demasiado, lo importante era que el equipo ganara. Y así iba a ser, ya que no quedaba casi tiempo para más.

-Muy bien, Axltlaqs. – gritó.

Con los hombres lagarto todavía celebrándolo justo antes del último saque, los aficionados volvieron a tirar piedras contra el mismo objetivo. Axltlaqs volvió a quedar aturdido por otra pedrada, pero esta vez el árbitro decidió decretar el final antes de que la cosa se pusiera más fea, con los orcos rodeándole y reclamándole la bolsa del dinero. Si no llega a ser por los ogros encargados de la seguridad lo habrían despedazado allí mismo.

En cambio, Assur, su entrenador, fue caballerosamente a felicitar a Gabillas por la victoria conseguida:

-Enhorabuena por el liderato. – le dijo.

-Muchas gracias, habéis hecho un partido muy bueno. Vosotros también merecíais haber sido líderes. Mucha suerte en los play-offs. – le respondió Gabillas, que reflejaba una cara de absoluta incredulidad ante lo que estaba viviendo. Seguramente nunca había esperado que su equipo acabara siendo el líder del grupo en su primera temporada en Primera División.

Los saurios corrieron a mantearle, orgullosos de él. Mientras, Axltsa fue a felicitar a sus compañeros eslizones por el gran partido jugado, y por allí se acercó un comentarista a darle el trofeo de mejor jugador a Tehekailtz, diciéndole que prometía mucho como jugador. Tehekailtz, muy contento, se unió a ellos.

-¿Ya sssomosss los primerosss en ssserio? – preguntaba Otlpita a todos.

-Essso parece. – le dijo Axltsa.

Todos se observaron, orgullosos unos de otros. Y juntos abandonaron al campo. Pero Axltsa sabía que lo más importante estaba por llegar, y no tenía que ver con ninguna clasificación. Su destino les estaba dirigiendo a otra cosa desde hacía mucho tiempo, y él ya lo sabía.

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Un destino que no está escrito Empty Guardianes de Sotek 2 - Cuatro 0

Mensaje  GaBiLLaS Jue 07 Jul 2011, 00:18

En frente los tenía. Las fuerzas del Caos se agolpaban en el campo rival, dispuestos a hacer frente a Axltsa y sus compañeros. Tal como los Ancestrales habían previsto, los Guardianes de Sotek tendrían que hacer frente a las hordas del Caos. El destino les había llevado a aquel día. Hoy su obligación era derrotar a tan temibles fuerzas, para satisfacer a su dios, Sotek.

-Esss nuessstra hora. – Le dijo Axltsa a su, ya recuperado, amigo Uazltz.

-¿Qué hora? ¡Ah! Sssí. Lasss fuerzasss del Caosss. – le respondió éste, que pronto se dedicó a observar inquieto al resto de sus compañeros.

Axltsa también los observaba. Todos parecían tensos, al parecer conscientes de la importancia de ese día. Como Axltsa pudo entender, habían comprendido al igual que él que tanto partido les había estado preparando para su verdadero objetivo. Y no era otro que derrotar al Caos. Y a pesar de que su entrenador, Gabillas, no había comprendido tanto nerviosismo, para Axltsa era evidente.

-Salid a disfrutar. Que hoy ya estáis clasificados para los play-offs. – les había dicho a todos su entrenador en el vestuario.

Pero los play-offs no importaban a ningún hombre lagarto aquel día. Derrotar a las hordas del Caos era para lo que habían nacido. Hoy era el día en que se cumpliría su destino, en forma de partido de Blood Bowl.

-Adelante, compañerosss. Hoy ssse cumplirán losss desssigniosss de Sssotek. ¡Vencer o morir!– gritó Tza-oatl del Oro a todo el equipo.

Todos asintieron, y se colocaron para defender el primer ataque del equipo del Caos. En el centro del campo, la más temible de las bestias que jamás vería Axltsa no paraba de rugir salvajemente. El minotauro, provisto de unas garras enormes, sería capaz de amedrentar hasta al más valiente de los saurios. Pero Quetcuaqteinq no se encontraba entre el grupo de saurios comunes y, dispuesto a complacer a su dios, empezó golpeando a un hombre bestia dejándolo inconsciente.

El choque de líneas estaba siendo brutal, y hasta tres hombres lagarto a la vez permanecían aturdidos cuando el hombre bestia que ya había cogido el balón se dirigió hacia la izquierda. Pronto los Guardianes de Sotek taparon esa banda, con Quetcuaqteinq liderándolos y mandando a otro hombre bestia fuera del partido. Las hordas del caos intentaron cambiar de banda su ataque, pero Axltsa y sus compañeros volvían a taparles, mientras Huan de la Desesperación mantenía entretenido a un guerrero del Caos esquivando como podía sus golpes.

El minotauro se enfurecía por momentos, y sus golpes pasaban rozando las escamas de los saurios, que tuvieron la suerte de no ser alcanzados por ellas. De haber sido así, más de uno habría terminado muy mal. “Esss como sssi Sssotek essstuviessse velando por ellosss.”, pensó Axltsa. Los saurios y Kroqlantha, envalentonados por la situación, empezaron a presionar cada vez más al portador del balón, que se veía incapaz de pasar del centro del campo. La presión fue tal que, descontroladamente, se volvió a ir hacia la izquierda, pero esta vez seguido por Kroqlantha y por Uazltz. Ágilmente consiguió esquivar la cola prensil del kroxigor pero, sin demasiados apoyos por el desorden creado en el mediocampo, trató de seguir avanzando, hasta que Tza-oatl del Oro cargó contra él por delante haciéndole perder el balón. El mismo quedó pegado a la banda entre el saurio y otro hombre bestia.

-Esss nuessstro turno. – gritó Axltsa a sus compañeros eslizones.

Rápidamente, Otlpita fue a por el balón, y se lo llevó de allí bien cubierto por el propio Axltsa y Oatluaxtilt. El mediocampo estaba ya bajo el control de los saurios, a pesar de que el minotauro era capaz de levantarse a duras penas tras varios golpes. Aprovechando que entre el barullo montado tras la pérdida del balón un hombre bestia chocaba contra Huan, quedando inconsciente contra el suelo, Otlpita, Axltsa y Uazltz se fueron hacia la otra banda por un hueco que habían abierto Oatlgorodon y Kaili del Amanecer. El touchdown era más que posible, ya que más hombres bestia empezaban a caer inconscientes por los golpes de los saurios.

-¡¡¡Kroqlantha también querer jugar!!! – gritó el kroxigor justo antes de caer al suelo al derribar a otro hombre bestia.

Gracias a eso, un guerrero del caos tuvo ganas de intentar una carga inverosímil contra Otlpita. Dicha carga acabó con el guerrero tropezando contra los eslizones, con tan mala suerte que a punto estuvo de morir, de no haber sido por los médicos, que en seguida lo sacaron del campo para tratarle, justo cuando Otlpita finalizaba su carrera y marcaba el 1-0.

¡¡¡OH DIOS!!! ¡¡¡LOS HOMBRES LAGARTO HAN MACHACADO A LOS CAÓTICOS EN TAN SOLO UNA PARTE!!!

Axltsa no podía creérselo, desde megafonía lo confirmaban. Sus compañeros habían arrasado literalmente a su rival, dejándolo con importantes bajas para la siguiente parte. “Losss dessigniosss de Sssotek eran acertadosss. Lo sssabía.”, no pudo evitar pensar. Pero sabía que no debía confiarse.

Convencidos de que iban a jugar en superioridad la segunda parte, los hombres lagarto salieron confiados al campo. Pero, de repente, más y más hombres bestia salieron al campo, completando los once jugadores.

-¿De dónde saldrán tantasss abominacionesss demoníacasss con forma de carnerosss? – comentó Oatluaxtilt.

Quetcuaqteinq, que estaba a su lado, se encogió de hombros y todos se dispusieron a realizar su ataque. Ya estaba realizándose el saque, que fue muy alto, dándole tiempo a Uazltz de ponerse debajo, aunque se le escurrió de las manos, y fue Otlpita el que velozmente lo recogió del suelo para correr hasta posiciones muy avanzadas. Pudieron avanzar mucho, porque los hombres bestia estaban muy atrás y, además, Quetcuaqteinq era capaz de agrandar su leyenda deshaciéndose del peligroso minotauro, que se iba a perder el resto del partido.

La banda derecha había sido la elegida por los Guardianes de Sotek para avanzar, ya en campo rival. Axltsa, junto a Uazltz, se dedicó a entretener a los dos guerreros del Caos que quedaban. Esto ayudó a sus compañeros a aguantar las cargas que los hombres bestia realizaban contra la formación atacante. Y, poco a poco, con el empuje principal de Kroqlantha, fueron avanzando mientras sacaban a alguna por la banda, para caer presa de los hinchas más radicales. Por mucho que lo intentaron, los rivales no pudieron evitar dos bajas provocadas por esto.

El avance era lento pero seguro, mientras Axltsa y Uazltz ya estaban al límite de sus fuerzas. Uazltz cayó finalmente, tras un golpe certero en su maltrecha cabeza. Por suerte no habría que lamentar ninguna lesión. Axltsa, consciente de que ya era imposible parar a los dos guerreros, se fue a proteger a Otlpita mientras los saurios se encargaban de contener a los guerreros. La superioridad numérica ayudaba a no permitir ninguna fisura en la formación, que obligaba a los rivales a hacer placajes cada vez más arriesgados. Los hombres lagarto iban abriendo cada vez más hueco, expandiendo su formación. Tras perder algún otro efectivo más, y a pesar de haber aguantado ferozmente, fue imposible que los caóticos evitaran que Otlpita marcara otro touchdown, con los rugidos de Quetcuaqteinq de fondo, que se había deshecho de otro rival más. “Hoy Quetcuaqteinq se ha ressservado un lugar junto a Sssotek.”, pensó Axltsa.

¡¡¡2-0 EN EL MARCADOR ¡!! ¡¡¡IMPOSIBLE FRENAR AL LÍDER DEL GRUPO!!!

Tenía toda la pinta de que éste iba a ser el resultado definitivo, y así fue. Porque, después del último saque, pese a tener algo de tiempo, su hombre bestia más intrépido no fue capaz de atravesar la defensa con el balón y se frustró cualquier oportunidad de marcar. Quetcuaqteinq se despidió dejando inconsciente a un último hombre bestia.

¿Cómo hacer essso? – decía Kroqlantha, rascándose la cabeza.

El árbitro pitó el final. Las fuerzas del Caos quedaban totalmente derrotadas, repletas de bajas. Los saurios lo celebraban rugiendo al cielo y golpeándose el pecho. Axltsa notó como le invadía una sensación extraña, llenándole de energía.

-Nunca te había visto tan feliz. – le dijo su entrenador, que se había acercado a compartir la algarabía de sus jugadores.

Otlpita era nombrado mejor jugador del partido, pero daba igual. Se había cumplido su destino, los Guardianes de Sotek derrotaban a las fuerzas del Caos. Axltsa lo tenía claro, pero Otlpita no:

-Pero… esssto sssólo debe ssser una pequeña parte de las legionesss del Caosss. – le dijo el eslizón.

Axltsa, que había estado meditando sobre ello durante muchos días antes del partido, miró a su compañero y le dijo:

-A vecesss lasss profecíasss no ssson lo que parecen. Pero Sssotek essstá sssatisssfecho, lo puedo sssentir.

Axltsa permanecía con los ojos cerrados mirando hacia el cielo. Alguien le estaba tocando el hombro por la espalda. Abrió los ojos y miró para atrás. Allí estaba su primo, Axltlaqs, dispuesto a hacerle otras preguntas:

-Pero… sssi nuessstro dessstino ya essstá cumplido, ¿qué sssentido tiene ahora nuessstra vida?

Entre tanta cháchara, los eslizones no se habían dado cuenta de que tenían “visitantes” en el campo, entre la celebración. El mismísimo Quatzlapok estaba allí, acompañado por la guardia de Sotek. El equipo al completo se postró de rodillas, incluído su entrenador.

-Levantaosss, por favor. Osss habéisss ganado todosss losss ressspetosss. – les dijo Quatzlapok. –No he podido evitar essscuchar tu pregunta… ¿Axltlaqs?

El eslizón asintió nerviosamente. Quatzlapok continuó:

-Toda vida tiene un pequeño dessstino essscrito, que la define. Cuando ssse llega a él, uno esss dueño de sssí misssmo y puede ssseguir adelante essscribiéndo sssu propio dessstino. Vosssotrosss debéisss hacerlo. ¿Qué haréisss? ¿Volveréisss con nosssotrosss para ocupar un puessssto de gran honor entre nuessstro pueblo y realizar grandesss hazañasss de lasss que essstoy ssseguro sssoisss capacesss?

Quatzlapok calló, y les miró a todos, uno a uno. Axltsa, pensativo, se fijó en Gabillas, que permanecía atento a la escena, con gesto de preocupación. El eslizón pudo observar también como sus compañeros se miraban unos a otros. Poco a poco, una sonrisa empezó a asomar a sus caras, y todos miraron a Axltsa. Quatzlapok, consciente del sentir del grupo, miró a Axltsa apremiante. El eslizón se sintió obligado a hablar:

-No cabe duda de que echo nuessstra tierra de menosss, y volvería feliz allí. Pero, en mi interior, sssiento la necesssidad de empezar a essscribir mi dessstino desssde ya. –entonces miró a su entrenador. –Ssseguiré jugando en Los Guardianesss de Sssotek, creo que esss para lo que nací. Y nosss esssperan unosss play-offsss que parecen muy interesssantesss.

Todos quedaron en silencio unos segundos.

-Tza-oatl del Oro también lo hará. – dijo de repente Tza-oatl, dando un paso al frente.
-Y Quetcuaqteinq. – otro saurio dio un paso al frente.
-Y Oatluaxtilt...

Y así uno tras otro hasta que todos los saurios del grupo, sin excepción, habían dado un paso al frente.

-¡Y nosssotrosss! – dijeron todos los eslizones al unísono.

Axltsa miró a su entrenador. La cara de Gabillas era el más vivo reflejo de la felicidad. Éste no tardó en mirar a Kroqlantha, que no se había pronunciado, y parecía distraído.

-¿Qué tener que hacer Kroqlantha? – dijo el kroxigor rascándose la cabeza.







Fin del Volumen I

















Muchas gracias a todos los que habéis leído estas crónicas, y a todos los que me han animado a seguir escribiéndolas. Y, en especial, a aquellos que incluso aportaron algo al hilo. Ahora a seguir en los play-offs, y a seguir escribiendo crónicas pero desde otro punto de vista.
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Mensaje  Ferramis Sáb 09 Jul 2011, 13:58

Que crack!! muy buenas cronicas!!

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Mensaje  GaBiLLaS Jue 14 Jul 2011, 22:40


Kroqlantha no entendía nada. Si ya había acabado la liga… ¿por qué estaban allí otra vez jugando? ¿A caso no iban a tener vacaciones? Eso le enfurecía mucho, y salió al campo dispuesto a reventar unas cuantas cabezas de esos muertos vivientes que les visitaban hoy.

-Esssto ssson losss play-offsss.- le decía su compañero Oy del Sol.

El míster, Gabillas, también le había comentado algo de un tal play-offs, pero a Kroqlantha lo único que le interesaba era saber quién tenía la culpa de todo esto.

-¿Quién ssser el culpable de no tener vacacionesss?

-Ssson ellosss. – le dijo, entre sonrisas, Otlpita.

Su rabia aumentaba por momentos, y seguía creciendo mientras el óvalo con pinchos volaba por encima de sus cabezas, directo a Otlpita, que parecía tener que atacar. Kroqlantha pensaba hincharse a golpear zombies mientras tanto. El rugido del público era ensordecedor. Parecían gritar el nombre de su equipo con gran fuerza. El caso es que, sin apenas darse cuenta mientras se entretenía en golpear zombies, ya tenía a su compañero Otlpita al lado con el óvalo. Pero un tumulario se le estaba acercando demasiado, y eso no debía ser bueno, y mucho menos cuando los hombres lobo no andaban lejos.

Sin saber muy bien por qué, Tza-oatl se cayó al atacar a ese tumulario, y Otlpita quedó al descubierto. Así que uno de los golems no dudó en cargar contra él para hacerle perder el preciado tesoro. Un hombre lobo babeante corrió desde muy lejos a por el balón, pero se cayó en el último momento, así que Kroqlantha se dedicó a seguir repartiendo golpes siempre que podía, mientras sus compañeros se ocupaban de recuperar la posesión.

Otra vez, sin entender muy bien por qué, Quetcuaqteinq era derribado por uno de aquellos zombies, y se quedaba inconsciente en el suelo. Otlpita lo tenía cada vez más difícil para mantener la posesión, y no paraba de ir de un lado a otro, entre sus compañeros. Mientras tanto, Uazltz correteaba por el campo rival, haciendo gestos obscenos para que le persiguieran. Axltsa, que parecía muy nervioso, y no paraba de repetir “¡Que ssse calle esssa voz!!!”, fue incapaz de seguir a Otlpita, porque de un tropezón se quedó también inconsciente.

-¿Qué passsar a todo el mundo que ssse queda dormido?- gritó Kroqlantha.

Vio como su entrenador se echaba las manos a la cabeza. Y, cuando quiso darse la vuelta, un hombre lobo ya había alcanzado a Otlpita y le ponía a dormir junto con el resto de sus compañeros. Sus compañeros saurios tuvieron que hacer un gran esfuerzo para evitar que nadie cogiera el óvalo con pinchos, hasta que Axltlaqs pudo cogerlo y todo volvería a empezar. “¿Volver a empezar? No… no puede ssser, ya llevamosss un rato jugando…”, Kroqlantha no podía dejar de darle vueltas a tan complicada situación. Hasta que, de repente, escuchó los gritos de su entrenador incitándole a seguir golpeando.

-Upsss.

Para entonces, Uazltz había vuelto para echar una mano, y Axltlaqs se las veía y se las deseaba para avanzar. Cuando parecía que se iba a poder ir por la izquierda, un hombre lobo llegó por detrás y lo derribó, dejándole también inconsciente. Kroqlantha, que no entendía por qué él también había acabado en el suelo, no sabía si era mejor levantarse o no. Desde allí vio como, tal como había venido siendo habitual desde que habían empezado el partido, ningún compañero era capaz de derribar a nadie, excepto Oatlgorodon. El saurio dio tal golpe a un golem, que todos pensaban que la había re-matado. Pero no fue así, el golem fue despertando poco a poco, hasta quedar como si nada hubiera pasado.

Los saurios se las vieron y se las desearon para evitar que el rival recogiera el óvalo, pero lo consiguieron. Axltlaqs, que se había metido para intentar cogerlo también, acabó pisoteado ante la impasividad del árbitro, que prefirió pitar el final de la primera parte.

-¿Por qué no nosssotrosss no passsar? – preguntaba Kroqlantha a Tza-oatl del Oro.

El saurio se encogió de hombros y no dijo nada, para más confusión del kroxigor, que tendría que salir a jugar la segunda parte sin entender por qué ahora atacaban los rivales.

El tiempo, que era especialmente soleado, empezó a cambiar un poco. Y ahora el sol cegaba un poco menos. Por observar esto, Kroqlantha casi se pierde como uno de los tumularios se lanzaba contra Huan de la Desesperación y le fracturaba el brazo. Oír el crujido puso al kroxigor de muy mal humor, y lo pagó con el primer zombi que se le cruzó, mandándolo directo a la enfermería.

Pero los rivales atacaban muy organizadamente, y los esfuerzos de sus compañeros por tapar los huecos eran infructuosos, ya que uno de los hombres lobos no paraba de esquivarlos a todos e incluso de evitar que le derribaran entre cuatro a la vez. Parecía estar riéndose de Quetcuaqteinq y, sobre todo, de Kaili, que no paraba de perseguirle a todos lados. Mientras tanto, otro tumulario lesionaba a Uazltz.

Para cuando el rival decidió atacar por la izquierda, un Kaili del Amanecer desprevenido no vio venir al otro hombre lobo, que liberó a su compañero empujando al saurio por la banda. No sin problemas, los rivales consiguieron quitar de en medio algún que otro saurio, para que el necrófago portador del óvalo, se lo entregara al hombre lobo, y éste llegara a la zona de touchdown marcando el 0-1, ante la incredulidad de Kroqlantha, que miró a su entrenador en busca de explicación.

No pudo hacer otra cosa que seguir jugando, mientras Otlpita recogía el balón otra vez, pero ésta muy atrás. Un hombre lobo sacando a Kaili del Amanecer otra vez por la banda, consiguió llegar cerca de Otlpita. El eslizón tuvo que escabullirse de la situación como pudo, yendo directamente al centro del campo, que estaba totalmente controlado por sus compañeros. Tza-oatl, para abrir más hueco, cargaba contra el tumulario que tantos dolores de cabeza estaba creando a los eslizones y lo lesionaba.

Ganaron espacio para que Otlpita se fuera por la derecha directo al touchdown. Kroqlantha, decidido a atrapar al otro tumulario, le lanzó su cola prensil, con tanta suerte que al intentar cargar contra Otlpita, éste se cayó al suelo. Era increíble, con lo que les había costado en la primera parte, y ahora eran capaces de empatar en poco tiempo. Otlpita marcaba el 1-1. Kroqlantha no entendía nada.

De repente, empezó a llover y los no-muertos comenzaron otro ataque. El árbitro parecía estar dando más tiempo de lo normal.

-¿Por qué no acabar esssto? – preguntaba Kroqlantha.

-Esss la prórroga, sssólo uno de losss dosss puede ganar. – le respondió Axltsa, que había conseguido despertar de la inconsciencia y ya había estado hablando con el entrenador del asunto.

Siguieron defendiendo, mientras el rival buscaba un hueco. El mismo hombre lobo de antes no paraba de ir de un lado a otro, esquivando a todo el mundo igual que había hecho hacía un rato. Empezaron a avanzar por la banda izquierda, donde Otlpita fue sacado del campo por el otro hombre lobo. Kroqlantha, enfadado ante tanto abuso, golpeó duramente en la cabeza a uno de esos golems que tenía ese equipo, dejándolo inconsciente. Quetcuaqteinq, que parecía estar también furioso, se lanzó contra el hombre lobo que había sacado a su compañero y lo aplastó, mandándolo al mundo de la inconsciencia también.

Pero todo esto no sirvió de nada, porque Tza-oatl de Oro intentó golpear al otro hombre lobo pero no pudo. El hombre lobo se echaba hacia un lado y provocaba que Tehekailtz se cayera al suelo al intentar huir de él.

Kroqlantha aún se está preguntando cómo pudieron quitar de en medio a sus compañeros para que el necrófago entregara el balón al hombre lobo, que aún estando cubierto, fue capaz de cogerlo e irse a marcar el touchdown de la victoria sin apenas esfuerzo. Fue su primera derrota en la temporada y aún no entiende por qué. Su compañero Axltsa tampoco debía estar pasándolo muy bien, porque no paraba de gritarle al aire:

-¡¡¡Déjame!!! ¡¡¡Deja de atormentarme!!! ¡¡¡Te venceremosss!!!

Nombraron mejor jugador a Oatlgorodon.

-Essso, al menosss, alegrar a Kroqlantha. Ya ssser hora de que premien a losss grandesss.-le dijo Kroqlantha a su compañero.

Todos juntos abandonaron el campo pensando en lo que estaría por venir. El futuro era muy incierto para el kroxigor.






(Gracias Ferramis!!!)
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Un destino que no está escrito Empty Guadianes de Sotek 2 - Nuevo Amanecer 1 (Play Offs Liga)

Mensaje  GaBiLLaS Mar 02 Ago 2011, 19:08

-¿Otra vez play-offsss?

El entrenador le estaba tratando de explicar algo, pero Kroqlantha no salía de su asombro ante lo complicado de las palabras vertidas por Gabillas. Si no estaba entendiendo mal, iban a tener que jugar de nuevo. Por lo que parecía todavía no había campeón de liga, y podrían ser ellos. Aunque no terminaba de cuadrar en su cabeza, Kroqlantha decidió no pensar más y salir a jugar. Ya llegarían sus vacaciones.

Saltaron al campo, y otra vez tenían delante un equipo de muertos vivientes. Eran una verdadera plaga, la verdad. El kroxigor empezaba a estar harto. Encima estos eran de los que golpeaban duro, con cuatro temibles momias.

-Kroqlantha tener ganasss de golpear.

-Tranquilo, habrá para todosss. – le dijo Quetcuaqteinq.

El saurio le caía bien. Siempre parecía divertirse con las mismas cosas que él. Golpear era realmente divertido. Pronto sacó Otlpita. Y nada más caer el balón al suelo, esas momias ya estaban golpeando a Kroqlantha y sus compañeros. Si casi darse cuenta, los habían tirado al suelo y ya tenían el balón por detrás en sus manos. El kroxigor resoplaba desde el suelo, dolorido nada más empezar. Pero tres eslizones corrieron hacia el portador del balón para estorbarle. Esto parecía molestar mucho al thro-ra, y un blitzer tuvo que ir a ayudarle.

Parecía que se iban a librar de ellos cuando dejaron a Otlpita inconsciente en el suelo, pero pronto apareció Oatlgorodon para echarles una mano. Aunque le resultaba imposible derribarlo, al thro-ra parecía molestarle mucho más la presencia del saurio que la de los eslizones. Por detrás, Kaili de Amanecer propinaba un golpe mortal a un esqueleto, ante el regocijo de Kroqlantha, que aplaudía.

Tuvieron que ir dos momias a ayudar al thro-ra, para que éste, después de un tropezón de Uazltz, pudiera avanzar con la pelota. Encima sacaban a Oatlgorodon del campo entre una momia y un blitzer. La cosa ya no era tan bonita como al principio, y Kroqlantha empezó a preocuparse. Una mosca parecía estar molestándole y no le dejaba pensar. De repente, soltó un manotazo al aire y chocó con algo duro. Era un esqueleto, que le había estado intentado atacar, sin que siquiera se hubiese dado cuenta. Estaba ya en el suelo cuando Oy del Sol cargó contra el portador del balón, derribándolo y provocando la pérdida. Pérdida que aprovechó Axltlaqs, llevándose el balón de allí. Mientras una momia contusionaba a Axltsa.

Estás momias eran muy pesadas. Tenían la costumbre de abrirse paso por todos lados y uno se veía incapaz de librarse de ellas. Eso debió pensar también Axltlaqs cuando una de ellas se abrió paso entre sus compañeros y lo derribó. Aunque por el esfuerzo también acabó en el suelo. Oatluaxtilt, que se lo había estado pasando bien con un blitzer en la otra punta del campo, se libró de él lanzándolo fuera.

Ante esta corriente tan positiva para los hombres lagarto, Axltlaqs no hizo otra cosa que levantarse y coger el balón de nuevo, yéndose lejos del alcance de cualquiera. Esto debió cambiar la mentalidad de los muertos vivientes, porque de repente fueron todos directos a pegar a los rivales del mediocampo, olvidándose por completo de la pelota. Entre tanto barullo dejaron a Uazltz inconsciente, y ya eran varios los eslizones caídos en combate.

El enfado de Kroqlantha iba en aumento, y no se olvidó de esta actitud del rival aunque Axltlaqs marcara el touchdown y les pusiera por delante justo antes del descanso.

-En la sssegunda parte Kroqlantha vengar essslizonesss. – dijo el kroxigor a sus compañeros.

A sus compañeros apreció gustarles el comentario, porque les vio reírse a todos.


Y comenzó esa parte. Los rivales, totalmente desentendidos del balón, mandaron el saque fuera del campo. Y, mientras Kroqlantha trataba de entender cómo era posible que el esqueleto muerto en la primera parte estuviera de nuevo en pie, el entrenador pidió que le dieran el balón a Axltlaqs. Y así fue. Oatluaxtilt no perdió más tiempo y dejó inconsciente a un esqueleto. Entre todos dejaron espacio para que Axltlaqs se quedara bien protegido en el mediocampo.

Los rivales decidieron buscar el contacto indiscriminadamente. Tanta presión obligó a Oy del Sol a buscar un hueco por la banda. En seguida, Axltlaqs se fue corriendo detrás de él.

-¿Dónde ir? ¿Dónde iiiir?

Kroqlantha se fue corriendo detrás de él muy preocupado de que le pasara algo. Los tres se fueron pegados a la banda mientras el resto se peleaba contra el rival.

Parecía que no había muchos rivales cerca dispuestos a romper esa pequeña incursión, pero una momia fue capaz de abrirse paso y derribar a Oy del Sol, poniendo en serios aprietos a Axltlaqs con la ayuda de un blitzer. Pero Oy del Sol hizo un gran esfuerzo volviéndose a levantar y empujando al blitzer para dejar un mínimo hueco a su compañero. El eslizón no lo desaprovechó y, esquivando todos los zarpazos de la momia, se escabulló para correr y correr, y meter el segundo touchdown.

-Ssseguro que nosssotrosss ganar essste partido. – gritaba Kroqlantha loco de alegría.

Los hombres lagarto estaban tan contentos que en el siguiente saque corrieron rápidamente a por el balón, poniendo en serios aprietos a los muertos vivientes. Otra vez un blitzer tuvo que ayudar al thro-ra a coger el balón. Al final lo consiguió, no sin tener que esquivar a uno de los eslizones. Axltlaqs trataba de estorbarle todo lo que podía en su recorrido hacia la banda izquierda. Mientras los saurios dejaban fuera de combate a más de un esqueleto. Kroqlantha, muy dispuesto a ayudar, se lanzó contra un esqueleto más. Pero, no sabiendo muy bien porqué, acabó en el suelo.

-¿Cómo ssser posssible? – Kroqlantha no entendía nada.

Mientras, las momias empezaban a hacer serios destrozos en las filas de saurios. El thro-ra cambió de orientación e hizo una diagonal hacia el campo rival. Kroqlantha pasó largo rato pensando en el suelo cómo era posible que un esqueleto como ese se pudiera caer solo al suelo, sin nadie que lo provocara. El caso es que allí estaba. Para cuando el kroxigor se levantó ante la insistencia de su entrenador, que no le quería dejar reflexionar, Otlpita ya había cogido ese balón.

Los golpes se sucedían, uno tras otro, y no paraban de caer saurios. Incluso Otlpita era derribado, y el balón rodaba por el suelo de un lado a otro. Otlpita lo volvió a coger, pero intentó un pase a Axltlaqs en el otro lado. Eso fue imposible para los eslizones, que dejaron el balón de nuevo a merced del equipo rival.

Kroqlantha alucinaba. Nunca había visto un intercambio de golpes tan caótico. Las bajas aumentaban por momentos. Y lo más flipante de todo fue ver como una momia cogía ese balón y marcaba el último touchdown del partido. Acababa el partido con 2-1. Parece ser que iban a pasar a la final, donde esperaban más muertos vivientes.

Al oír la noticia de lo de los muertos vivientes, parece que la cara de Axltsa cambió, de alegría a preocupación. Ni el trofeo a mejor jugador le levantó el ánimo. “Kroqlantha, no piensssesss tanto, que las carasss cambian conssstantemente.”, se dijo el kroxigor a sí mismo, ya cansado de pensar tanto. Iba a necesitar dormir mucho ese día.

Oy del Sol y Kaili del Amanecer tuvieron que ser retirados en camilla. No parecía que pudieran jugar al día siguiente. ¿Se perderían la final?




(Mañana la última)
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Un destino que no está escrito Empty Guardianes de Sotek 0 - Castronegro 2 (La Gran Final)

Mensaje  GaBiLLaS Jue 04 Ago 2011, 18:56

La gran final. Oatlgorodon nunca olvidará ese día. Aún no puede quitarse de la cabeza su error en la primera parte, cuando un hombre lobo iba a marcar y él se quedó forcejeando con un zombi, empeñado en romperle todas las articulaciones. Si hubiese intentado otra cosa, quizás pudiese haber estorbado al portador del balón para que no marcara el primer touchdown de esa final. “Forcejeo, forcejeo, forcejeo…”, no deja de repetirse esas palabras en su cabeza.

El partido había sido muy duro para los Guardianes de Sotek. Dos pociones de fuerza que no habían tenido efecto en ningún saurio, empezar defendiendo,… Jugar en la élite era muy duro. Nada más empezar esos muertos vivientes de Castronegro, llevados por el entrenador campeón del mundo Andryi, habían dejado inconsciente a Tza-oatl del Oro, luego a Oatluaxtilt, y así a todo rival que se les puso por delante durante el principio. Y gracias a que Huan de la Desesperación, haciendo honor a su nombre, había cometido una falta desesperadamente contra su mejor hombre lobo, lesionándole, pero no sin que el árbitro expulsara al agresor. Cosa que no ocurrió cuando a Quetcuaqteinq le pisotearon dejándole inconsciente, para unirse a sus compañeros en el banquillo.

Axltlaqs tampoco se había librado de irse inconsciente al banquillo. Aquello fue un infierno. Pero los hombres lagarto, acostumbrados a ganar, no se rindieron. El propio Oatlgorodon se encargó de dejar fuera a un golem de carne, mientras el portador del balón, bien cubierto se aproximaba por la banda izquierda dispuesto a llegar al campo contrario. La inferioridad, aún así, seguía siendo evidente. El hechicero del equipo lo debió ver, porque lanzó un rayo al necrófago portador, y el balón salió despedido fuera de la formación rival.

Otlpita aprovechó la ocasión y se fue con el balón al otro campo, lejos. Pero ellos también tenían un hechicero, y otro rayo llegó directo al eslizón. El balón no tardó en ser recogido por un hombre lobo, que atravesó ágilmente la línea de hombres lagarto para llegar a recogerlo. Era muy difícil reponerse de la situación, así que aprovechó para avanzar de nuevo hacia la ocasión de marcar.

-No, esssa voz otra vez no… - pudo llegar a escuchar decir a Axltsa.

Entonces llegó aquel momento fatídico. Oatlgorodon era el único que estaba cerca de ese hombre lobo. Pero delante tenía un zombi, que lo miraba con sorna. Oatlgorodon hizo ademán de quitárselo de encima, pero el zombi le cogió de los brazos. El saurio, cargado de odio (hay que recordar que esos muertos vivientes les estaban machacando), la tomó con él y se enzarzó en una lucha por el suelo, olvidándose por completo de la situación.

-Déjame, no conssseguirásss que nosss rindamosss.- decía Axltsa al aire.

Nadie sabe con quién hablaría el eslizón, pero el caso es que sus palabras y el ruido del público hicieron a Oatlgorodon darse cuenta de que el rival había marcado. Lo siguiente fue el enfado de su entrenador, Gabillas, que aunque no le dijo nada, se le pudo ver lamentándose y dándose de cabezazos contra el banquillo.

Pero no se iban a rendir, como bien había dicho Axltsa a quién sabe quién. El eslizón parecía algo desquiciado últimamente. Oatlgorodon sólo esperaba no acabar como él. La segunda parte empezó con algo curioso. El balón cayó en primera línea, justo en las manos del mercenario que ese día habían contratado para ayudarles. Y menos mal que lo habían hecho, porque Oatluaxtilt y Quetcuaqteinq seguían inconscientes. Dos saurios que eran muy importantes, teniendo en cuenta que Oy del Sol no pudo jugar debido a la lesión sufrida en semifinales. También tendría que dar las gracias a Kaili del Amanecer, que dejó el equipo lesionado para que otro novato ocupara su lugar. Y Oatltla fue el que lo sustituyó. Un saurio que parecía desenvolverse bien a pesar de su juventud. En cambio, inexplicablemente, los lesionados en el equipo rival volvían a estar en el campo como si nada hubiese pasado.
Oatlgorodon mismo se ocupó de quitarle al mercenario un zombi de encima para que éste se pudiera poner a cubierto, mientras sus compañeros buscaban abrir algún hueco.

-Sssí, a Kroqlantha gussstar esssto. Gritaba Kroqlantha cuando vio como, fruto de uno de sus golpes, un zombi era retirado del campo.

A pesar de todo, el equipo rival era realmente correoso, y no tardó en dejar inconsciente a otro hombre lagarto. Uazltz fue el desafortunado. Pronto le siguió Axltsa. Aquello empezó a ser como en la primera parte, y la formación se iba desmontando poco a poco. Oatlgorodon, tras ver como el mercenario iba de un lado a otro sin saber por dónde pasar, perdió la paciencia.

-Dale el balón a Axltlaqs, vamosss. – le dijo al mercenario.

Axltlaqs, al oírlo, se dirigió a los dos eslizones que quedaban:

-Tehekailtz, Xholtenqzh. Ssseguidme.

El mercenario obedeció, y le dio el balón al eslizón, que pronto empezó a correr por un hueco abierto en la banda derecha. Esto era algo que hacía a menudo, pero algo raro pasaba. El eslizón se cayó por correr un poco más de la cuenta. Los otros dos eslizones se quedaron embobados, sin ni siquiera llegar a moverse. Aquello era el fin. De haber funcionado, secundado por los dos, Axltlaqs no hubiese tenido problemas en meterse por cualquier hueco y marcar el empate, ya que era imparable.

-Noooo. – gritó de repente Axltsa, llevándose las manos a los oídos.

A partir de ahí, la firmeza de los golems y lo enmarañado de ese equipo hicieron imposible evitar el 0-2. Que llegó tras un intento desesperado de Kroqlantha y Tehekailtz por frenar al hombre lobo que llevaba el balón. El intento acabó con Tehekailtz fuera del campo y el hombre lobo esquivando a Tza-oatl del Oro para marcar el definitivo 0-2.

Los Castronegro se proclamaron campeones de la Liga. Ellos, en cambio eran subcampeones. Todo el mundo les felicitaba por su gran papel en su primera temporada en Primera, pero Oatlgorodon no podía dejar de darle vueltas al error cometido. Trataba de esquivar las miradas que le echaba su entrenador. Al final, al ver cómo le daban un pequeño trofeo a Quetcuaqteinq orgullosos de un saurio carnicero, decidió que entrenaría duro para mejorar sus habilidades.

Oatlgorodon tardó tiempo en darse cuenta de la magnitud del logro conseguido. No pudo saborear el subcampeonato, obsesionado con el forcejeo con el zombi, y también preocupado por su compañero Axltsa, que parecía ausente.

Largo tiempo lleva Oatlgorodon para superarlo.

“Forcejeo…”
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Mensaje  Tharsis Vie 05 Ago 2011, 17:33

Unas cronicas Geniales. Gracias por ellas. bravo
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Mensaje  GaBiLLaS Jue 11 Ago 2011, 08:51

Gracias tharsis :) Se agradece.

Estas vacaciones cierro las crónicas hasta la temporada que viene. Espero regresar con fuerzas para seguir escribiendo estas parrafadas xD

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Mensaje  Tossferina Jue 11 Ago 2011, 11:55

Y espero q nosotros tengamos las fuerzas necesarias para leerlas Guiño (es coña, me lo he pasado genial leyendolas)
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